Whola Lawrenian@s!!!
Hoy voy a hablar de una película que tenía pendiente desde hace varios años, concretamente desde el 2015 que fue cuando se estrenó Desierto, un thriller dramático cargado de tensión en el que un grupo de espaldas mojadas mexicanos están tratando de cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos cuando un desconocido empieza a darles caza.
Su director, Jonás Cuarón (en efecto, el hijo de Alfonso Cuarón) también hace el guión junto a Mateo García (el nieto de Gabriel García Marquez), quienes nos introducen desde el minuto uno en ese grupo de mexicanos entre los que se encuentra mi querido Gael García Bernal quien interpreta a Moisés, un padre de familia deportado de EEUU y que está tratando de colarse de nuevo en suelo yanki para juntarse con su mujer e hijo.
Sin embargo, mientras este variopinto grupo trata de cruzar a pie la frontera, tienen la mala suerte de toparse con Sam (Jeffrey Dean Morgan), el típico yanki racista que le da demasiado al alpiste para encontrar el valor para dejar atrás sus complejos de inferioridad y que pasa el rato vigilando la frontera para ayudar a limpiar la que considera su casa (EEUU). Acompañado de su inseparable compañero canino, Tracker, un pastor belga con muy malas pulgas y que está entrenado para dar caza a cualquier presa, humana y no humana.
La película no es sobresaliente en nada pero es un correctísimo thriller que consigue mantenerte en tensión al espectador durante los 94 minutos que dura la cinta, con una música a cargo de Woodkid que consigue potenciar la tensión gracias a percusiones que por momentos se confunden con latidos del propio espectador que no sabe si los protagonistas van a conseguir sobrevivir a esa escena o no.
Este proyecto no era nada sencillo, pensémoslo: un grupo de diez u once personas andando por el desierto tratando de llegar a la tierra de las oportunidades (como dice el propio Sam) mientras un loco empieza a darles caza. En medio de todo eso, presenta a los personajes mínimamente para saber cuáles son sus motivaciones o qué hace que quieran jugarse la vida por entrar en los Estados Unidos y todo ello sin que decaiga el ritmo en una propuesta que ya está super trillada y que no es otra cosa que el juego del gato y el ratón (El malvado Zaroff, Acorralado, Depredador, Blanco Humano...).
Cuarón ha demostrado ser muy inteligente en su manera de dirigir este film por varios motivos:
- El metraje: Es el que tiene que ser, el justo para ponerte en situación y hacerte correr junto a estos pobres indocumentados para salvar su vida, sin que te de ocasión para relajarte, sólamente se toma un breve descanso a mitad de película para profundizar muy superficialmente en la vida de los dos protagonistas y rápidamente vuelve a la acción para que no te desconectes de la película.
- El guión: Al tratarse de una persecución, de una cacería, hay gran parte de la película en la que sólo se habla con palabras sueltas y es que cuando pierdes el culo por salvar la vida, no hay tiempo para verborreas y es algo que se agradece. Igualmente, tampoco se usa la película para subirse a ningún púlpito a dar sermones sobre la dignidad y el derecho de las personas a moverse libremente. No, no hace falta, la película habla por si sóla y sus personajes no están cortados todos por el mismo patrón, es decir, uno va a EEUU en busca de reencontrase con su familia, otros en busca de seguridad (aunque encuentran todo menos eso), otros simplemente porque es un buen negocio el hacerse transportistas de seres humanos como si fueran mercancía... Y el guión y los personajes están construidos de tal manera que el espectador no entra a juzgar nada de eso, sólo se une al grupo siendo uno más de la manada a la que Sam quiere cazar. Evidentemente que la película habla de la dignidad pero lo hace con inteligencia, no buscando la lágrima fácil ni dándose golpes en el pecho sobre cuánto sufren los mexicanos... No, basta con una frase tipo: "Mis padres le pagaron por protegerme, era un cabrón pero no merecía morir así. Nadie merece morir así". No hace falta más.
- Exteriores: Está grabada completamente en exteriores, concretamente en La Paz (Baja California) y, al ser un desierto, eso puede hacer que la cinta se haga pesada, no olvidemos que son 94 minutos de persecución por el desierto. Sin embargo, Cuarón sabe aprovechar muy bien el entorno para crear distracciones y trampas que ayudan a dar emoción a este juego del gato y el ratón, como por ejemplo la escena de las serpientes o los cactus.
- El perrete malvado (Tracker): Es una maravilla, no deja títere con cabeza y es una gozada ver como corre como una mala bestia cazando a los protagonistas sin andarse con historias, a la yugular que se tira!. Y hay alguna escenita en la que se ve la sangre saliendo de los agujeros que han hecho los colmillos en la gargantas de las víctimas que son una delicia de lo bien hecho que está. Evidentemente, se tratan de prótesis, pero se merecen un aplauso por los efectos.
Todo esto hace que la película sume y la haga muy disfrutable pero, como decía antes, está muy lejos de ser sobresaliente porque, a pesar de todos los capotes que Cuarón ha sabido torear con buen tiento, hay otras cosas en las que ha sucumbido a lo obvio y que hacen que en momentos concretos los personajes hagan cosas que el espectador se queda diciendo: "Pero remátalo!". Me refiero a situaciones en las que Sam debería terminar lo que empieza pero es como "bah, me lo estoy pasando muy bien dando caza a estos pringaos así que voy a darles un poquito de espacio para que se confien y ya luego mando a Tracker (el perrete malvado) para que les muerda el culo". No tiene mucho sentido. Al igual que no tiene lógica que los mexicanos, las presas, no aprovechen la noche para avanzar aprovechando que su cazador ha parado a descansar y beber alrededor del fuego.
Por ello no termina de encantarme la película porque a pesar de que van al grano en todo momento y consiguen tenerte en tensión durante todo el metraje, lo cierto es que desde el principio sabes quienes van a llegar hasta el final e intuyes quién va a "ganar" este juego.
En resumen, estamos ante una buena película, atrevida en su propuesta, con un montaje trepidante que no te deja descansar, con un metraje muy medido para que no aburra y con unos personajes que son bastante tópicos pero que son muy resolutivos y cumplen sobradamente con su cometido. Sin embargo, la trama puede ser bastante prevista y eso resta frescura al conjunto.
Espero que os haya gustado esta crítica.
Un abrazo Lawrenian@s y, recordad, Nada está escrito!
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