sábado, 11 de enero de 2020

Desierto (2015)

Whola Lawrenian@s!!!

Hoy voy a hablar de una película que tenía pendiente desde hace varios años, concretamente desde el 2015 que fue cuando se estrenó Desierto, un thriller dramático cargado de tensión en el que un grupo de espaldas mojadas mexicanos están tratando de cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos cuando un desconocido empieza a darles caza.


Su director, Jonás Cuarón (en efecto, el hijo de Alfonso Cuarón) también hace el guión junto a Mateo García (el nieto de Gabriel García Marquez), quienes nos introducen desde el minuto uno en ese grupo de mexicanos entre los que se encuentra mi querido Gael García Bernal quien interpreta a Moisés, un padre de familia deportado de EEUU y que está tratando de colarse de nuevo en suelo yanki para juntarse con su mujer e hijo.


Sin embargo, mientras este variopinto grupo trata de cruzar a pie la frontera, tienen la mala suerte de toparse con Sam (Jeffrey Dean Morgan), el típico yanki racista que le da demasiado al alpiste para encontrar el valor para dejar atrás sus complejos de inferioridad y que pasa el rato vigilando la frontera para ayudar a limpiar la que considera su casa (EEUU). Acompañado de su inseparable compañero canino, Tracker, un pastor belga con muy malas pulgas y que está entrenado para dar caza a cualquier presa, humana y no humana.


La película no es sobresaliente en nada pero es un correctísimo thriller que consigue mantenerte en tensión al espectador durante los 94 minutos que dura la cinta, con una música a cargo de Woodkid que consigue potenciar la tensión gracias a percusiones que por momentos se confunden con latidos del propio espectador que no sabe si los protagonistas van a conseguir sobrevivir a esa escena o no.

Este proyecto no era nada sencillo, pensémoslo: un grupo de diez u once personas andando por el desierto tratando de llegar a la tierra de las oportunidades (como dice el propio Sam) mientras un loco empieza a darles caza. En medio de todo eso, presenta a los personajes mínimamente para saber cuáles son sus motivaciones o qué hace que quieran jugarse la vida por entrar en los Estados Unidos y todo ello sin que decaiga el ritmo en una propuesta que ya está super trillada y que no es otra cosa que el juego del gato y el ratón (El malvado Zaroff, Acorralado, Depredador, Blanco Humano...).


Cuarón ha demostrado ser muy inteligente en su manera de dirigir este film por varios motivos:
  • El metraje: Es el que tiene que ser, el justo para ponerte en situación y hacerte correr junto a estos pobres indocumentados para salvar su vida, sin que te de ocasión para relajarte, sólamente se toma un breve descanso a mitad de película para profundizar muy superficialmente en la vida de los dos protagonistas y rápidamente vuelve a la acción para que no te desconectes de la película.
  • El guión: Al tratarse de una persecución, de una cacería, hay gran parte de la película en la que sólo se habla con palabras sueltas y es que cuando pierdes el culo por salvar la vida, no hay tiempo para verborreas y es algo que se agradece. Igualmente, tampoco se usa la película para subirse a ningún púlpito a dar sermones sobre la dignidad y el derecho de las personas a moverse libremente. No, no hace falta, la película habla por si sóla y sus personajes no están cortados todos por el mismo patrón, es decir, uno va a EEUU en busca de reencontrase con su familia, otros en busca de seguridad (aunque encuentran todo menos eso), otros simplemente porque es un buen negocio el hacerse transportistas de seres humanos como si fueran mercancía... Y el guión y los personajes están construidos de tal manera que el espectador no entra a juzgar nada de eso, sólo se une al grupo siendo uno más de la manada a la que Sam quiere cazar. Evidentemente que la película habla de la dignidad pero lo hace con inteligencia, no buscando la lágrima fácil ni dándose golpes en el pecho sobre cuánto sufren los mexicanos... No, basta con una frase tipo: "Mis padres le pagaron por protegerme, era un cabrón pero no merecía morir así. Nadie merece morir así". No hace falta más.

  • Exteriores: Está grabada completamente en exteriores, concretamente en La Paz (Baja California) y, al ser un desierto, eso puede hacer que la cinta se haga pesada, no olvidemos que son 94 minutos de persecución por el desierto. Sin embargo, Cuarón sabe aprovechar muy bien el entorno para crear distracciones y trampas que ayudan a dar emoción a este juego del gato y el ratón, como por ejemplo la escena de las serpientes o los cactus.
  • El perrete malvado (Tracker): Es una maravilla, no deja títere con cabeza y es una gozada ver como corre como una mala bestia cazando a los protagonistas sin andarse con historias, a la yugular que se tira!. Y hay alguna escenita en la que se ve la sangre saliendo de los agujeros que han hecho los colmillos en la gargantas de las víctimas que son una delicia de lo bien hecho que está. Evidentemente, se tratan de prótesis, pero se merecen un aplauso por los efectos.
 

Todo esto hace que la película sume y la haga muy disfrutable pero, como decía antes, está muy lejos de ser sobresaliente porque, a pesar de todos los capotes que Cuarón ha sabido torear con buen tiento, hay otras cosas en las que ha sucumbido a lo obvio y que hacen que en momentos concretos los personajes hagan cosas que el espectador se queda diciendo: "Pero remátalo!". Me refiero a situaciones en las que Sam debería terminar lo que empieza pero es como "bah, me lo estoy pasando muy bien dando caza a estos pringaos así que voy a darles un poquito de espacio para que se confien y ya luego mando a Tracker (el perrete malvado) para que les muerda el culo". No tiene mucho sentido. Al igual que no tiene lógica que los mexicanos, las presas, no aprovechen la noche para avanzar aprovechando que su cazador ha parado a descansar y beber alrededor del fuego.


Por ello no termina de encantarme la película porque a pesar de que van al grano en todo momento y consiguen tenerte en tensión durante todo el metraje, lo cierto es que desde el principio sabes quienes van a llegar hasta el final e intuyes quién va a "ganar" este juego.

En resumen, estamos ante una buena película, atrevida en su propuesta, con un montaje trepidante que no te deja descansar, con un metraje muy medido para que no aburra y con unos personajes que son bastante tópicos pero que son muy resolutivos y cumplen sobradamente con su cometido. Sin embargo, la trama puede ser bastante prevista y eso resta frescura al conjunto.


Espero que os haya gustado esta crítica.

Un abrazo Lawrenian@s y, recordad, Nada está escrito!

lunes, 6 de enero de 2020

Steven Seagal y las filtraciones de The Witcher

El increible éxito de The Witcher, la nueva serie de Netflix, ha quedado en un segundo plano al salir a la luz hace apenas unas horas las fotografías que demuestran que Steven Seagal (el actor fetiche en los 90 de los terroristas de Europa del Este) fue la primera elección de casting para interpretar a Gerardo de Rivendel en The Witcher.



Las fotos han sido publicadas por un usuario que aún no ha sido identificado pero que firma como S. Seagal. Las autoridades han asegurado que están trabajando de manera "rauda y veloz" por esclarecer la identidad de dicho usuario.

El que no ha esperado para hacer saber su opinión al respecto, es el propio Steven Seagal quien ha confirmado la autenticidad de las fotos: "Es cierto, hace varios meses mi agente, Mauricio, entró en el tatami en el que vivo cuando no estoy salvando al mundo de cualquier amenaza nuclear y me dijo que había una oferta muy gorda sobre la mesa para que interpretase a Gerardo de Rivendel, un poderoso hechicero que con ayuda de su caballo Piticli tenía que librar a la Tierra media de unos malvados orcos terroristas que pretendían detonar una arma nuclear medieval".

Seagal viajó a la Tierra Media a principios de 2019 para hacer las primeras pruebas de cámara caracterizado como Gerardo pero las diferencias creativas con el director hicieron que finalmente desestimara el papel: "Cuando llegué al plató y salí montado a caballo con la armadura puesta, vi como todo el equipo se reía por lo bajini y me chistaban al pasar, los muy cabrones... Claro, soy Steven Seagal, mi sentido arácnido se activó y en mis gafas de butanero salió un mensaje que decía: Maestro, saca la mano a pasear!... Y dicho y hecho, me bajé del caballo y tollina va y tollina viene... ya no hubo más risas, teníais que haber visto como achantaron la mui esos mastuerzos... Meterse con Steven Seagal... Después de eso me subí al caballo de nuevo y mi guerrero de Xian me llevó a casa."


Fue entonces cuando entró en la quiniela el actor Henry Cavill, quien todavía no se ha pronunciado sobre estas filtraciones que cuestionan que él fuera la primera opción protagonista para The Witcher.

Los fans del mítico actor de acción de los 80/90 ya han iniciado un movimiento en redes sociales solicitando a Netflix que haya un papel protagonista para su ídolo en la segunda temporada de la serie... Toquemos madera.

La coña News,

Bad Boys 3: Martin Lawrence confiesa haberse sentido engañado por Will Smith


Tras la que parece una foto normal de dos cuñaos en las playas de Benidorm en pleno Agosto, se esconde una dura realidad que gracias a nuestra pericia periodística hemos conseguido arrancar a Martin Lawrence, un actor que ha confesado “sentirse engañado” por su amigo Will Smith tras que este le llamase hace varios meses para proponerle rodar Esta abuela es un peligro 4: “En ese momento me extrañó, hacía 18 años que habíamos rodado la primera película de la saga y yo, que soy muy cuco, me dije: Lawrence, algo raro huele aquí, mucha guerra está dando esta vieja pelleja… Sin embargo, soy un profesional, así que inmediatamente bajé al chino de la esquina de mi casa y cogí una oferta de Miguelitos de la Roda y empecé a meterme en el papel. A los quince días ya no entraba en el papel, ya os dije que era un profesional…”.



De esta manera empezó el rodaje de Bad Boys 3: “Cuando entré el primer día en el set con la bata de hacer las croquetas y con los rulos en la cabeza (que me los había hecho mi amiga Juani de Torrevieja),  pesando nada menos que 123 kilos con 65 gramos (estaba hecho una mala bestia…). Venía metido completamente en el papel regalando caramelos a los muchachos del equipo y tirando de los mofletes a los más jóvenes mientras movía el dedo con severidad haciendo ese sonido de abuela mostrando desaprobación: hummm!. Joder, era la maldita señora Doubtfire! Estaba seguro de que me acabarían dando el Oscar por mi papel, así de motivado llegué al set…

Martin Lawrence reconoce hoy haber quedado “tocado, con el corazón partío” al enterarse de que todo ha sido una broma de su amigo Will Smith: “Yo veía que algo raro pasaba ahí cuando, tras tres meses de rodaje, aún no me habían caracterizado de Big Mamma y, sin embargo, me habían puesto una placa de policía colgando del cuello, nos pasábamos los días patrullando las calles y todos los miembros del equipo llevaban camisetas de Bad Boys 3 y se reían a escondidas con Will Smith… algo tramaban esos cabrones…”. Todo se destapó cuando Will le dijo a Martin: “Anda, coge una de esas sombrillas de playa y vamos a hacernos una foto para celebrar el final del rodaje…”; empezamos a posar y, de repente, el fotógrafo nos dice: “Sonreíd y gritad: BAD BOYS 3!!!”, “menudo jarro de agua fría…”.

Lawrence ha confesado que aunque le hayan “dado de merendar gratis durante más de cuatro meses”, sigue sintiéndose dolido (“my heart is broken”) por la broma pesada y que ya está maquinando la venganza contra Will: “Voy a darle un tiempo para que se relaje, para que se confíe y, cuando menos se lo esperé, allí estaré yo, sibilino, con el inalámbrico en la mano asegurándole que quieoren hacer Escuadrón Suicida Returns y que esta vez va a hacer de Harley Quinn… ya verás cuando llegue al set con los morros pintados, ya verás, ya…”

La coña News,

jueves, 26 de diciembre de 2019

Star Wars: El ascenso de Skywalker (Episodio IX)

Whola Lawrenian@s!

Por fin ha llegado a los cines la película que tiene como objetivo cerrar la trilogía que en 2015 empezó J.J. Abrams con la película Star Wars: El despertar de la Fuerza (Episodio VII)y en la que nos contaba el estado en el que se encontraba la Galaxia 30 años después de la victoria de la Alianza Rebelde que se narraba en la mítica película de George Lucas, Episodio VI: El retorno del Jedi.


Lo cierto es que esta trilogía ha conseguido dividir tanto a la crítica como a los fans de la saga y a cualquier cinéfil@, que la aman o la detestan, sin término medio o, una cosa que está muy de moda últimamente, sin ser equidistantes.

Antes de empezar a analizar esta película, Star Wars: El ascenso de Skywalker, quiero poner las cartas sobre la mesa para que veáis que voy de frente: No soy fan de Star Wars. Nací en el año 1987 por lo que no viví el fenómeno Star Wars, me pilló tarde, por lo que las ví en su momento, me gustaron pero nada más, no las considero obras maestras ni me marcaron de ninguna manera, reconozco su calidad cinematográfica, pero lo que para muchos amantes del cine supuso Star Wars, para mi fue Acorralado, Depredator, Robocop, Rocky 3 o Parque Jurásico. Son géneros completamente diferentes, lo sé, pero no me refiero a eso sino a que entiendo lo que es nacer en una época y tener tus películas referenciales, películas que te marcaron y que para ti son intocables: ves sus fallos pero QUE NADIE ME TOQUE PARQUE JURÁSICO!!!!!


Dicho lo anterior, entiendo perfectamente el fandom que hay con esta saga y, por supuesto, mi máximo respeto por los amantes de Star Wars, muchos de los cuales aseguran haber visto en este Episodio IX: El ascenso de Skywalker una gran película y un magnífico cierre de la trilogía. Personalmente, discrepo totalmente con ellos, pero entiendo lo que dicen y es que Star Wars está por encima de un simple análisis cinéfilo, juega en otra liga en la que, además del análisis crítico de la cinta, también entran en juego la nostalgia, el cariño por una saga que les ha acompañado durante toda su vida, el rencontrase con personajes que les han marcado en un determinado momento... Con esto no quiero decir que por ser una película perteneciente a la saga de Star Wars tengamos que someternos a cualquier cosa que nos propongan en la pantalla y perdonarles absolutamente todo pero es comprensible que en este tipo de productos entren en juego variables que se escapan a estándares más objetivos y críticos.

 

En esta última entrega, vuelve a tomar las riendas J.J. Abrams (Perdidos, Star Trek, Super 8) después del desastre que para muchas personas fue el Episodio VIII: Los últimos Jedi (dirigida por Rian Johnson). Esta vez, Disney quiere demostrar que ha entendido el feedback recibido por el público y la crítica en la cinta anterior y, para ello, a vuelto a contar con Abrams para volver a poner el tren sobre los raíles en este cierre de la trilogía en el que los cada vez más arrinconados miembros de la Resistencia deberán enfrentarse a la Primera Orden para evitar el resurgimiento de Sith.


La película está rodada con maestría por Abrams (quien que para muchos es el sucesor de Steven Spielberg), que ya ha demostrado su enorme talento con otra saga que parecía muerta y que la ha revitalizado en todos los aspectos: Star Trek. Abrams siempre se ha declarado un auténtico amante de Star Wars y en todo lo referente a la dirección de la película, no hay nada que objetar al respecto porque se nota en todo momento que hay un artesano detrás de la película que ha sabido aprovechar cada plano para hacer que la cinta nunca decaiga, con escenas trepidantes, un ritmo apabullante y unos efectos visuales a la altura de factura de esta entrega (unos 275 millones de dólares). Hombre, igual metiendo naves... se han pasado... "¿de dónde sacan acero para tanto barco?", como se suele decir...


El ritmo es apabullante, es cierto, y eso consigue que durante los 141 minutos que dura la cinta, el espectador nunca se aburra porque siempre están pasando cosas, no te da descanso. Se podría decir que la velocidad de la película es trepidante, como un coche de carreras dentro de un circuíto en el que sólo debes preocuparte por acabar el primero y no morir en el intento pero... ¿cuál es el problema? Que han cogido ese coche, lo han sacado de la pista y lo han soltado en medio de una autovía y le han dejado correr a 200 km/h, provocando que sólo tengas ojos para mirar hacia adelante y evitar estamparte con el coche de delante. No has disfrutado del paisaje, no has parado a tomar un café en medio del camino, no has sociabilizado con el resto de ocupantes... Pero el coche funcionaba de maravilla. En resumidas cuentas, has llegado a tu destino y has tocado pared para decir que has llegado... ¿qué ha pasado mientras? Ni lo sé ni me importa porque no he tenido tiempo de mirar para otro lado a ver qué pasaba a mi alrededor. No hay pausa para que el espectador empatice con los personajes, que se meta en la historia, que se pueda sentir miembro de esa Resistencia...


Mi otro gran fallo de la película es el guión, pero no por que haya muchos Deus ex machina, seamos honestos, eso ha pasado hasta en la primera trilogía y se lo perdonamos porque alrededor de esos "conejos de la chistera" para salvar una situación que parecía sin salida, habia todo un entramado de cosas que nos encantaban (historia interesante, personajes carismáticos, personajes bien construidos...) y hacía que nos olvidáramos de esos pequeños detalles. No, no es por eso, sino porque los personajes están mal construidos desde el inicio, desde el Episodio VII: El Despertar de la Fuerza, y no es porque los actores sean malos, al contrario, tenemos un elenco increible, incluso mejor que el original (a nivel actoral) pero en el cine no todo es ser buen actor, también es importante gustarle a la cámara o lo que se conoce como tener carisma. Mark Hamill, Carrie Fisher o Harrison Ford no son grandísimos actores, son correctos actores pero cada vez que salen, llenan la pantalla por el carisma que tiene, por cómo saben resolver una escena concreta sólo con un gesto, una mirada... con elegancia, con sutileza (recordemos el famoso: "Te quiero", "Lo sé").


Daisy Ridley (Rey), Adam Driver (Ben Solo, Kylo Ren), Oscar Isaac (Poe Dameron) o John Boyega (Finn) son muy buenos actores por lo que el problema no es que no sepan desenvolverse ni mucho menos, pero no tienen un guión lo suficientemente sólido al que agarrarse, provocando que todas las emociones que deberían trasmitir con sutileza, las expresan exagerando los gestos: Finn todo el rato con cara de susto, Kylo Ren todo el rato inexpresivo para tratar de expresar que se encuentra perdido entre el lado oscuro y la luz, Poe Dameron pretende ser el sucesor de Han Solo pero se queda en chulo de instituto con el cuello para arriba y, como no, Rey que siempre está super enfadada y para demostrarlo aprieta mucho los dientes y la mirada... Están muy exagerados y eso hace muy dificil empatizar con ellos. Te da igual si viven o mueren porque nunca llegan a importarte porque no se han ganado al espectador, no te han tocado en ningún momento como personaje y mira que ya llevan tres películas pero nada oye.... Incluso consiguen que los actores de las películas originales (Mark Hamill, Carrie Fisher o Harrison Ford) te den exactamente igual porque tampoco están bien construidos, están para cobrar el cheque que seguramente sea jugoso y hay que pagar la hipoteca, lo entiendo pero es que no aportan nada. Y no hablemos de personajes que aparecen, parece que van a tener su importancia y... desaparecen, sin tener ningún peso en la trama ni tener ningún arco dramático.


Mucho más flagrante es el caso de Carrie Fisher que había muerto antes del rodaje y han aprovechado escenas eliminadas de las dos peliculas anteriores pero claro, esto tiene sus limitaciones y provoca sus apariciones están  metidas con calzador, con frases cortas sin mucho sentido... No sé vosotr@s pero a mí, las frases que decía Leia me parecían frases tontas de las galletitas de la suerte: "Nunca subestimes a un droide", "No es más listo el que más dice, sino el que más calla", "el agua derramada es difícil de recuperar" "dos palabras que te abrirán todas las puertas: Tira y Empuja"...


El ir corriendo constantemente provoca también que cierren tramas de manera abrupta, precipitada... No hablo de Deus ex machina, hablo de: "Claro que si, guapi". Creo que se han equivocado y han dicho: bueno, tenemos el Halcón Milenario, tenemos a los protas de la trilogía original, tenemos una historia que sucede en el espacio y un tío con casco... así que ya tenemos Star Wars, vamos a hacer un refrito de la trilogía original pero con un lavado de cara para poder seguir vendiendo lo mismo que hace casi 50 años y si alguien dice que es un refrito lo negaremos y diremos que es un homenaje... Y ya que entramos en el territorio homenajes... Me parecen bien los momentos homenaje/nostálgicos siempre y cuando se hagan con sutileza, es decir, si haces un "Chewe, ya estamos en casa" o ves a un maestro jedi sacando una nave del agua con una sonrisa pícara... Pero si lo que haces es repetir plano por plano de manera evidente lo sucedido en otra película, no es un homenaje, es plagio, es carecer de ideas para hacer tu propia película y quieres aprovecharte de trabajo de otros, como cierto desenlace que recuerda excesivamente al desenlace del Episodio VI. Lo dicho, homenaje si, calcamonias de mala calidad, no.


Y el momento besito... madre mía. O los continuos duelos entre Rey y Kylo Ren que me recuerda a Padre de Familia, cuando  Peter se encontraba con el pollo y se liaban a tortas...

El tercer acto de la película me gustó, sobre todo lo que tiene lugar en una especie de cueva sombría. Para mí, ahí estaba la película, ese era el tono que tenían que haberle dado. Otra cosa sorprendente es que en toda la película no hay momentos épicos como cabría esperar en este cierre de la trilogía. Cuidado, no confundir épica con espectáculo. Hay muchas naves y mucha acción, pero eso no es épico, per se, que últimamente confundimos mucho esto.

La música es de John Williams, quien hace un cameo en la cinta. Es puro Star Wars, para bien y para mal, es decir, para bien porque es la música de toda la vida, la que nos hace vibrar y nos encanta pero para mal porque podrían arriesgarse y hacer algo nuevo. Hay melodías que cambian porque Williams en Star Wars tiene temas concretos para los personajes, música que suena cuando estos personajes aparecen en pantalla y que ayudan al espectador a entrar en la película. Quizás toda la parte de los Sith sea la que más me guste musicalmente hablando.


En resumen, Star Wars: El ascenso de Skywalker (Episodio IX) es una película que tenéis que ver en cines porque los efectos visuales lo merecen, es muy entretenida y no te da tiempo a aburrirte, las casi dos horas y media que dura se te pasan en un suspiro y, siendo honesto, tanto al empezar como al terminar la película, casi toda la sala aplaudía y, como decía mi amigo con el que fui a verla al cine: "Eso muy pocas películas lo consiguen". Y en eso le doy toda la razón, por eso decía que Star Wars juega en otra liga, porque sólo con los créditos iniciales y esa fanfarria de Williams consigue que el público aplauda, predispuesto a disfrutar de una nueva entrega de esta aventura.


Sin embargo, carece de un guión bien construido que provoca el espectador no empatice con los personajes, no entre en la trama y le de igual que vivan o mueran, sólo disfruta del espectáculo. Ese es el gran defecto, que podría ser algo grande como por ejemplo fue Rogue One (atrevida, madura, oscura, con personajes bien construidos...) y se han conformado con hacer un gran espectáculo visual.


Espero que os haya gustado esta crítica.

Un abrazo Lawrenian@s y, recordad, Nada está escrito

Posdata: ¿qué ha pasado con los personajes de Benicio del Toro y Gwendoline Christie de la película anterior (Episodio VIII; Los últimos Jedi)? ¿Creéis que están muertos o de parranda? Ahí lo dejo Lawrenian@s...

domingo, 13 de octubre de 2019

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana… Los VideoClubs

Whola Lawrenian@s!!!



Permitidme que me tome la licencia de usar esta frase de Star Wars para empezar de manera divertida este artículo que tiene como objetivo poner en valor una forma de distribuir películas que en su época fue una auténtica revolución y, sobre todo, una forma asequible de que el público visionara películas que no habían podido ver en el cine o títulos que salían directamente para el mercado doméstico o por el placer de revisionarlas en un momento en el que no existía internet ni streaming.


Estos locales, los videoclubs, eran un autentico paraíso para los amantes del cine y, a día de hoy, los pocos que quedan en nuestro país, tratan de sobrevivir a duras penas en un momento en el que internet lo devora absolutamente todo. Os invito a acompañarme en este viaje que recorrerá los orígenes de los videoclubs, sus mejores momentos y su declive.


Antes de nada, necesito que cerréis los ojos y mentalmente os imaginéis a vosotros mismos viviendo en un mundo sin streaming, sin móviles, sin internet, sin películas en formato doméstico y sin reproductores de video. Muchos pensarán que este sería un mundo primitivo pero de esto hace apenas 43 años y en ese momento las películas sólo se podían ver en los cines o en la televisión. En España por aquel entonces sólo existían dos canales: La 1 y La 2.


En 1976 la empresa JVC desarrolló el sistema VHS cuyos reproductores tenían un precio que rondaban los 1000 dólares de la época, lo que hacía que sólo las personas con un alto nivel adquisitivo pudieran tener uno en casa. El precio de las películas VHS tampoco se quedaba atrás, 50 dólares costaba cada una.


Así es como un californiano llamado George Adkinson se dio cuenta en 1977 de que el excesivo precio de las cintas reducía drásticamente su mercado. A día de hoy está totalmente normalizado el comprar películas pero en aquella época, Adkinson pensó que nadie compraría una película para “ver una y otra vez a Burt Reynolds”, algo que sí pasaba con los discos de música que se escuchaban varias veces. Decidió entonces montar un negocio en el que compró 50 películas de Fox para luego alquilarlas, lo que les permitía amortizar el precio de las cintas aumentando el número de clientes potenciales. Es decir, si una cinta cuesta 50 dólares y se la vendo a una persona, ganas menos dinero que si la alquilo por 5 dólares a 50 personas, obteniendo 250 dólares… y la cinta sigue siendo de tu propiedad para seguir alquilándola.


De esta manera nació el primer videoclub de la historia, el cual se llamó Video Station y fue un rotundo éxito logrando tener más de 600 franquicias en EE.UU.



Como siempre pasa, lo que ocurre al otro lado del charco tarda en llegar a España y no fue hasta tres años después (1980) cuando llegó el primer videoclub a nuestro país en un momento en el que aún pocas familias tenían reproductor VHS en sus casas. Ya en la década de los 90 era habitual que en la mayoría de casas hubiera un video por lo que empezó en este momento el boom de los videoclubs.

En aquella época, alquilar una película era, para un joven, una de sus primeras responsabilidades ya que tenía que hacerse socio del videoclub y, para ello, debía ir con su DNI y llevar un recibo de luz, gas, agua… para que el dueño del establecimiento pudiera verificar que eras de fiar pues si no devolvías a tiempo alguna película, aquello conllevaría una multa que podía llegar a hacerte bastante daño en el bolsillo. No hablemos ya si no devolvías la cinta o estaba en mal estado, lo que provocaba que el videoclub no pudiera seguir alquilándola.


Firmado ese “contrato” con el videoclub (que en muchos casos iba acompañado del pago en una cuota de socio), te hacían entrega de un carné plastificado que te daba acceso al inmenso catálogo de películas que iban desde estrenos recientes que ya no estaban en cartelera a películas de serie B o incluso te daba acceso a la zona para adultos que solía estar en una zona apartada con una cortinilla y que, por supuesto, nadie entraba a curiosear, guiño, guiño.


Y claro, en este momento en el que los videoclubs empiezan a hacer sombra a los cines, es cuando llega Blockbuster, la multinacional americana de videoclubs más grande del mundo, fundada en Texas en 1985 y que en 1992 llegó a España, abriendo cientos de tiendas en pocos meses por todo el país y consiguiendo los mejores y más grandes locales, los cuales podían medir varios cientos de m2 y estaban repletos de títulos con los mejores estrenos.


Mientras tenía lugar esta lucha de gigantes dentro del sector, los tiempos cambiaban y el formato VHS daba paso al DVD y, a su vez, el alquiler de películas recogía también otras fuentes de ingresos como era el alquiler de videojuegos (Super Nintendo, Megadrive, Nintendo 64 o PlayStation) e incluso las propias videoconsolas (esto ya era menos habitual fuera de Madrid o Barcelona). Y claro, ¿qué hacías mientras veías las películas que habías alquilado? Pues comer palomitas, snacks, bebías algún refresco… y así fue como también empezaron a vender este tipo de productos. Es por esto que muchas familias e incluso parejas o amigos se iban el fin de semana al videoclub y salían con entretenimiento para el fin de semana, siendo un planazo para mucha gente.


Era tal el arraigo que estos establecimientos tenían en nuestro país que ni siquiera la llegada de nuevos canales de televisión a finales de los 90 (como Antena 3 o Telecinco) ni tampoco Canal+, que al ser una canal de pago ofrecía mayores posibilidades de entretenimiento con estrenos potentes, pudieron parar el éxito de los videoclubs aunque no quedaba demasiado tiempo para que las piezas de dominó empezasen a estar en fila…

Y así llegamos al año 2000, un año en el que la mayoría de familias ya empezaban a tener ordenadores en casa con grabadora de CDs y DVDs, provocando que las copias piratas llenasen las calles de las ciudades españolas en lo que tristemente se conoció como el “Top Manta”. Esto afectó tanto a la música como a las películas, las cuales tenían una calidad pésima pero que, poco a poco, fue mejorando con los años ganando cada vez más público, el cual aceptaba la baja calidad del producto a cambio de ahorrarse unos euros en comparación con el precio de una entrada de cine.


Siempre se ha hablado de “la pillería de los españoles” y cuando llegó internet a nuestros hogares con las famosas tarifas planas que permitían descargar megas ilimitados a una velocidad bastante decente para la época, rápidamente surgieron programas de descarga de todo tipo de contenidos conocidos como P2P. Algunos como Kazaa, Emule, eDonkey o Ares, son de sobra conocidos por todos nosotros, los cuales ponían al alcance de la mano millones de contenidos gratuitos, muchas veces de pésima calidad, pero que provocaron que mucha gente se preguntase: ¿Para qué voy a vestirme, bajar a la calle, ir al videoclub y pagar para alquilar una película si dando a una tecla me descargo esa misma película desde mi habitación de manera gratuita sin que me cueste ningún esfuerzo?


Contra esa competencia luchaban los videoclubs y aguantaron la primera embestida pero las fichas de dominó ya estaban puestas en fila, eran los videoclubs y la primera ficha ya empezaba a tambalearse…

Fue con la mejora de la velocidad de internet y con la llegada de BitTorrent y Megaupload que esa primera ficha de dominó terminó cayendo, provocando un efecto en cadena y que terminó con el cierre de la mayoría de videoclubs, siendo en 2006 cuando Blockbuster echó el cierre en todas sus tiendas en España y cuatro años después declarándose en quiebra.

A día de hoy, tan sólo queda abierta una tienda de esta compañía en la ciudad de Bend, en el estado de Oregon (Estados Unidos), en la que la supervivencia de este videoclub se debe a que es una ciudad de paso para muchos turistas que hacen escala en la ciudad y, además, como bien sabemos, las regiones en América son muy extensas y en esta ocasión, eso favorece a este comercio pues hay muchos pueblos aledaños a Bend que no tienen acceso a internet de alta velocidad, impidiendo que sus ciudadanos puedan disfrutar de plataformas de contenidos de Streaming.


Hoy en día, estas plataformas vienen a dar un servicio muy parecido al que daban en su día los videoclubs: pagar una cuota mensual a cambio de tener acceso ilimitado a todo su contenido: cine y series. Por supuesto, hablamos de plataformas completamente legales como Netflix, HBO, Amazon Prime, Movistar+…


Los tiempos cambian y la sociedad cambia con ellos, nada podemos hacer para evitarlo, sólo adaptarnos. Espero que los pocos videoclubs que quedan en pié sean capaces de aguantar este último asalto, de nosotr@s depende.
 
Espero que os haya gustado este artículo.

Un abrazo Lawrenian@s y, recordad, Nada está escrito