sábado, 19 de enero de 2019

North Wind

Whola Lawrenian@s!!!

Revisando las estanterías donde tengo ordenados mis cómics, he visto de refilón uno que leí hace unos años y me gustó mucho en su momento, NORTH WIND, el cual estoy seguro de que no es demasiado conocido así que dije: ¿Por qué no lo lees de nuevo y haces una reseña en el blog? Y aquí estamos, compañer@s de trincheras!


Este cómic está dibujado por Alejandro Cal Oliveira (más conocido en el oficio como Álex Cal), un vigués que, cuándo sólo tenía 23 años, ya había conseguido dibujar para Marvel en uno de sus más emblemáticos super héroes: Spiderman... Para que veamos el talento que tenemos en nuestra casa (España, por sí nos lee alguién de fuera) y que pocas veces reconocemos.

Visualmente está muy bien concebido este cómic, con un dibujo bastante hermoso, detallista que sorprende por la poca experiencia profesional que tenía nuestro compatriota a la hora de embarcarse en este proyecto, lo cuál ya dejaba claro que detrás de cada viñeta había un gran talento. Lo único que he echado en falta en cuanto al dibujo eran algunas viñetas a toda página con imágenes crepusculares que, cierto es, luego si que vienen en las portadas alternativas y que son muy bellas.


En cierta manera, y salvando las distancias, el estilo visual de esta obra me ha recordado a una saga archiconocida: Los muertos vivientes, por la definición de los personajes, la paleta de colores utilizares... tienen un estilo visual muy similar.


El guión corre a cargo de David DiGilio, un guionista que, sinceramente, no he podido seguirle la pista para ver en qué otros proyectos ha colaborado dentro del mundo del cómic.

Y bien, ¿de qué trata esta historia?

No sabemos bien en qué fecha ocurrió pero lo cierto es que ocurrió: el mundo se fue a la mierda. Primero, vinieron los días de fuego provocando que la Tierra ardiese de tal manera que los Polos empezaron a derretirse. Después, ese deshielo cambió el curso de los Océanos, haciendo que el Viento del Norte helase la Tierra, sumiéndola en un invierno permanente. La gente huyó al ecuador, única franja habitable, pero era imposible que pudiera sostener a tal afluencia de personas y... ya se sabe ese dicho: "Sí no es mía, no es de nadie". Con la destrucción de este último refugio, la humanidad fue forzada a vivir en el frío páramo con la esperanza de que un día dejase de nevar, el hielo de crecer y el viento del norte de soplar... pero eso nunca ocurrió.


De esta manera tan interesante empieza la historia y es lo primero que te atrapa, cómo con sólo dos páginas te explican de manera breve y concisa el fin del mundo tal y como lo conocíamos. Es inevitable recordar en cierta manera a esa voz en off que en Mad Max 2, el guerrero de la carretera tan bién nos introducía en ese mundo post apocalíptico.


Y es a partir de aquí cuando empieza realmente la historia, en el año 201 desde el Viento del Norte, que es como han bautizado a ese apocalípsis climático. Nuestro protagonista, un desollador del que no conocemos el nombre, ayuda a dos niños a cazar un gran tigre blanco. Cuando los niños llevan a su nuevo "amigo" a su aldea (que en realidad es un antiguo pueblo helado), este se presenta como un hombre viejo que está buscando un aprendiz para que ocupe su lugar en el ciclo. La líder de la tribu, que es la madre de uno de esos niños, se niega a hacer negocios con este desollador porque tienen trato de exclusividad con Lost Ángeles, una ciudad de carroñeros liderada por Matarife Joe (que tiene nombre de boxeador).


Los habitantes de esta aldea, conocidos como proscritos, han encontrado una forma de generar su propia electricidad mediante energía eólica, pudiendo así ser autosuficientes en un futuro próximo y dejar entonces de vivir bajo el yugo de Matarife Joe. La necesidad de materiales para poder finalizar la instalación hace que esta líder viaje a Lost Ángeles para conseguir las piezas que la falta y claro, Matarife Joe (que es muy cuco...) se huele la tostada y acude con todos su hombres a destruir la aldea y hacerse con la tecnología de estos.


El desollador consigue rescatar al niño al que había ayudado a cazar al tigre justo antes de que los carroñeros arrasen la aldea proscrita, adoptándolo como su aprendíz con la esperanza de que algun día ocupe su lugar en el ciclo. Sin embargo, el niño crecerá con el único objetivo de vengar la muerte de su pueblo...

¿Lo conseguirá?

Una de las cosas que más me gusta de este cómic es que es autoconclusivo, no busca abrir una saga ni alargar la historia, empieza y acaba donde tiene que acabar y esto me parece un gran acierto.

La historia que nos cuentan no es nueva pero está presentada tan bien que no nos importa que ya la hayamos oído otras veces o no, simplemente nos dejamos llevar hasta el final que, para mí, quizás sea lo que menos me gusta porque me parece que es un poco precipitado. Es como si escuchar una batería manteniendo un ritmo constante pero que va poco a poco aumentando su intensidad, generándonos tenisón durante todo el cómic y, de repente, suena un enorme Gong y se acabó la función... 


Quizás esto último que digo en vez de ser un fallo sea más bien una opinión personal porque, como me gustaba tanto la historia, quería seguir metido en ella, que me regalasen algunas páginas más o se recreasen un poquito más en el final, ya sabemos, todo lo bueno se acaba.

Espero que os haya gustado esta crítica.

Un abrazo Lawrenian@s!

viernes, 18 de enero de 2019

Tiempo después

Whola Lawrenian@s!!!

La primera semana de año quise darme un homenaje yendo al cine a ver Tiempo Después, la película que muchos consideran secuela de la obra maestra del humor español, Amanece que no es poco.


Lo primero que quiero aclarar es que considero un error catalogar esta película como secuela. Esto sucede porque omiten otras dos películas del director, Jose Luis Cuerda, que están dentro del género de humor absurdo, como son El bosque animado y Así en el cielo como en la tierra. Con esto, tendríamos que hablar de cuatrilogía:
  • El bosque animado (1977)
  • Amanece que no es poco (1988)
  • Así en el cielo como en la tierra (1995)
  • Tiempo después (2018)


Su director, Jose Luis Cuerda, fue un adelantado a su tiempo cuando emprendió estos proyectos que muy poca gente entendía por aquel entonces pero que, con el paso de los años, se han convertido por mérito propio en películas de culto, sobre todo su gran obra que fue Amanece que no es poco. Tal ha sido la influencia de esta película que hoy en día se antoja imposible hacer un repaso a los humoristas más exitosos de nuestro país sin ver claras referencias a este humor absurdo, el conocido como humor de Albacete (en honor a la provincia en la que trascurre la película). Cómicos como José Mota, Raúl Cimas, Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Carlos Areces... son algunos de los discípulos de ese humor albaceteño.


Sólo como apunte, en 2013 los fans de la película (Amanece que...) crearon una asociación para ayudar en la difusión de la obra de Cuerda y hacen quedadas para visitar los lugares de rodaje, hacen rutas, comidas... Y, ¿sabeis cómo se denominan? Amanecistas... No me digáis que no es bonito!


Ahora que ya sabemos un poco mejor de dónde venimos, ya podemos entrar en materia sobre la película que nos incumbe en esta crítica: Tiempo Después.


Estamos en el año 9177 (mil años arriba, mil años abajo, que tampoco hay que pillarse los dedos con estas minucias...) y el mundo entero ha quedado reducido a un simple edificio en mitad de la nada, una NADA muy parecida al Monument Valley que tantas veces hemos disfrutado en las películas de John Ford. Las estatus sociales han quedado reducidos únicamente a dos clases: la élite de la sociedad, que viven en este edificio; y los marginados o parias, que viven en los bosques.



Cuando uno de los habitantes del bosque, Jose María (interpretado por Roberto Álamo) entra en el edificio con el fin de que sus habitantes prueben su limonada, el conserje (interpretado por el gran Carlos Areces) se lo impide alegando que, de dejarle pasar "sufriría una merma ontológica".


A partir de aqui, se empieza a gestar un "come-come" dentro del alma de Jose María que se niega a admitir los argumentos que los máximos responsables del edificio le dan para impedirle repartir su limonada.

Todo se complica cuando sucede "una tragedia" dentro del edificio y, el rey (interpretado por Gabino Diego disfrazado del rey de bastos), decide cargarle el muerto a Jose María.


Antes de empezar a dar caña a la película... ¿No os parece curioso que el año en el que empieza la película sea el 9177? Mismos números ordenados de diferente manera que la del año en que estrenó su primera película de esta cuatrilogía: El bosque animado (1977)... Curioso, ¿no?

Tras los 95 minutos que dura la película, mi sensación es de que es bastante complicado entrar completamente en esta hilarante historia... Es como una montaña rusa en la que, al principio, el vagón en el que vamos subidos coge mucho impulso para ir subiendo una cuesta cargada de diálogos extensos y, a mi parecer, demasiado intensos en la mayoría de los casos y, de repente, un gag cómico con el que te partes de risa pero, a los pocos segundos, bajas en picado atravesando unos diálogos más livianos pero que no favorecen al ritmo de la película (es como un parón en seco) hasta que llegamos al valle para volver a coger impulso otra vez con diálogos extensos e intensos para por fin llegar a otro gag con el que nos volvemos a reir... y vuelta a caer en picado...


Me fastidia decir esto porque es una película que la tenía muchísimas ganas. Me encanta el cine de humor absurdo, me lo paso como un niño viendo Amanece que no es poco, Hot Shots, Aterriza como puedas, Top Secret... Es decir, no es un problema de que no me guste el género ni que no me guste este tipo de humor, es simplemente que creo que la película está mal construída, parece un Frankestein cuyos miembros están hilvanados a base de sketches que no terminan de encajar entre sí, provocando un serio problema de ritmo.


Salvando las distancias, y repito, salvando las distancias... me recuerda a algunas películas de los Hermanos Marx en las que, como los estudios no entendían nada del humor de los Marx, lo que hacían era coger diferentes sketches y pegarlos de la mejor manera posible para que diera como resultado una historia más o menos coherente ¿os acordais? Por ese motivo hay algunas de sus películas que de vez en cuando se agradece darle hacía delante para pasar cierta escena pesada como los números musicales que no tenían ninguna justificación dentro de la historia más que para "fardar" de que teníamos cine sonoro. 

Creo que la sombra de Amanece que no es poco sigue siendo muy alargada ya que , entonces, contaban con actores que sabían manejar muy bien la comedia y cualquier otro genero debido a sus tablas (mirad cuando podáis el elenco.... canela fina). En esta ocasión, Cuerda ha apostado por unas actuaciones mucho más sobrias en la mayoría de los personajes que hacen la película muy cuesta arriba en muchos casos.


Pero, ¿esto quiere decir que todo en la película ha sido malo?

Ni mucho menos. Me han encantado:

  • Los dos barberos, uno de ellos (Berto Romero) que tiene una labia recitando poemas de Lorca con el establecimiento lleno todos los dias y el otro pobre (Arturo Valls) que está deseperado porque no consigue que nadie entre en su local y el cabrón del alcalde no le deja abrir la puerta del establecimiento para que el público vea lo pulcro que lo tiene todo... Ni contratando una cantante de ópera consigue que acuda nadie...
  • El conserje, interpretado por Carlos Areces, sensacional como siempre. Se nota que este humorista ha mamado el humor de Albacete desde pequeño, llevándolo a su máxima explotación en su etápa en Muchachada Nui.
  • Los dos policías municipales (Joaquín Reyes y Raúl Cimas), lo mismo que he dicho de Areces, sensacionales.


Cada vez que algunas de estas personas salía a escena, en mi cabeza pensaba: "Eso es Cuerda, ahí está la película que quería ver"... pero era un espejismo, a los pocos segundos volvíamos a bajar la montaña rusa de nuevo...

Seguramente mucha gente no esté de acuerdo con esta crítica y es muy probable que os lo hayáis pasado pirata viendo esta película y, de verdad, me alegro un montón por vosotr@s si ha sido así, pero he sido honesto con todo lo que he dicho y no puedo decir otra cosa para acabar que me esperaba mucho más de esta tan esperada película.

Espero que os haya gustado esta crítica.

Un abrazo Lawrenian@s!

jueves, 17 de enero de 2019

American Psycho


Whola Lawrenian@s!!!

Hoy traigo al blog una película que es una auténtica joya: American Psycho. Vista con el tiempo, no sólo mejora como el buen vino por su innegable calidad y su propuesta atrevida (para el año 2000), sino que además sirve para encontrar en la excelente actuación de Christian Bale referencias que a mi parecer relacionan estrechamente al protagonista de esta historia (Patrick Bateman) con el que años después sería uno de los papeles más queridos y recordados de este actor: Bruce Wayne/Batman.

 

Aunque se estrenó en el 2000, fue un proyecto que dio muchísimas vueltas desde que en 1992 el productor Edward R. Pressman comprara los derechos para adaptar al cine la novela homónima del escritor Bret Easton Ellis que fue un rotundo éxito tras su publicación en el año 1991. Es normal que en este tipo de producciones los estudios den muchas vueltas hasta por fin dar con el director y los protagonistas adecuados y, en esta ocasión, no iba a ser menos. Para que os hagáis una idea de cómo podría haber cambiado la cinta, os digo algunos candidatos que estuvieron muy cerca de ser elegidos para el papel protagonista: Johnny Deep, Edward Norton, Leonardo DiCaprio y Ewan McGregor.


Hay que tener en cuenta que en aquella época, Christian Bale no era un actor demasiado famoso, seamos sinceros, no era un reclamo para asistir en masa al cine a ver la película. Lo más destacable que había hecho hasta entonces (según mi opinión) era un fantástico papel protagonista en la película El Imperio del Sol de Steven Spielberg, la cual pocas veces se mencionan cuando hacemos repaso de las mejores películas de este increíble director. Sin embargo, una vez seleccionada Mary Harron para dirigir la película, la directora lucho con uñas y dientes para que Bale interpretara el papel protagonista. Dieciocho años después de su estreno, estoy convencido que fue la decisión más acertada en pro de la película.

Y bien, ¿de qué trata la película?

Patrick Bateman (Christian Bale) es un exitoso ejecutivo de Wall Street (W.E. de aquí en adelante) cuya única misión en la vida es cultivar su cuerpo (tanto con duros entrenamientos como con productos químicos) y demostrar a sus compañeros ejecutivos que encaja perfectamente en ese mundo de lujos y excesos que era el W.E. de los años 80 y principios de los 90.

 

Hasta aquí parecería que Bateman es el típico yuppie de los ochenta comido por los excesos, como ya hemos visto muchas veces en otros personajes icónicos del cine: Gordon Gekko (Wall Street), Jordan Belfort (El lobo de W.E.) o Bob Morton (Robocop). Sin embargo, aquí Bateman no se limita pasearse por la oficina, coqueteando con la secretaria (a la que a aconseja sobre cómo vestir para ser más sexy), reservando mesa en los restaurantes más exclusivo de Nueva York, vestir ropa de las mejores marcas o acostarse con modelos como si fueran simples trofeos, premios al final del día para su divertimento.


Esa es la manera en la que Bateman busca encajar (de cara a la galería) en esa exclusiva sociedad privilegiada de W.E. pero, en realidad, lo que le llena, le excita y le completa es utilizar precisamente ese poder que le otorga su estatus social para por las noches quitarse la careta y cometer los peores crímenes en su insaciable sed de sangre, convirtiéndolo en un asesino en serie.


Una de las cosas que quizás hoy juega en contra de la película es que ya no nos escandalizamos viendo la vida padre que estos  ladrones de guante blanco” se pegaban sin dar un palo al agua, viviendo a cuerpo de rey a costa de gente trabajadora pues se creían dioses, seres místicos por encima del bien y del mal… en resumen, intocables.


El camino ya estaba sembrado hacía 13 años (1987) por una película maravillosa de Oliver Stone llamada Wall Street en la que se mostraba con todo lujo de detalles la manera en la que los brokers jugaban al Monopoly con el dinero de la gente.


Quizás por eso en esta película no malgastan metraje sobre explicando esa parte oscura de las cloacas de W.E. que ya estaba explotada en la gran pantalla previamente y deciden ahondar en cómo una exitoso hombre de negocios como era Patrick Bateman degenera en un sádico asesino, lo que hace que me pregunte una cosa: ¿El monstruo se creó a partir de esa vida de excesos (al sentirse invencible) o ya estaba ahí de antes, esperando a salir?





Para poder responder a esta cuestión es imprescindible analizar el increíble trabajo actoral de Bale que durante los primeros 30 minutos de película construye con miradas toda la profundidad del personaje. A mi forma de ver, las miradas en este film son lo que nos dan las claves para entender las motivaciones del personaje principal, concretamente en las siguientes escenas:


  1. Al principio, en el restaurante, Bateman busca encajar en su grupo de “amigos” y esto se ve perfectamente en su mirada, trasmitiendo seguridad y confianza vestida de soberbia. Es una mirada que años después reconoceríamos en El Caballero Oscuro cuando Bruce Wayne está cenando con Rachel y con Harvey Dent y Wayne comenta en tono burlón que “nadie ha elegido a Batman”, al cual Dent defiende sentenciando “O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano”.
  2. Cuando en la lavandería pierde los papeles con la dependienta por no poder quitar las manchas de sangre en las lujosas sábanas, la mirada cargada de ira y odio de Bateman muestran esa violencia reprimida del protagonista que está muy cerca de acabar cometiendo un crimen. Afortunadamente (para los dependientes) la situación se relaja cuando entra una amiga de Bateman que amablemente se queda gestionando la situación mientras el protagonista se va corriendo a una comida. Fíjense en esta escena porque hay un momento cuando el protagonista amenaza a la dependienta china con matarla si no se calla la boca, hace unos gestos con las manos que denota su desesperación por no poder controlar la situación… ¿no os recuerda en ese momento un poco al Joker? Son 2 segundos, pero ahí está.
  3. Cuando estando en la sala de reuniones empiezan a competir a ver quién tiene la tarjeta más lujosa, cuando le enseñan a Bateman la tarjeta de Paul Allen (Jared Leto) y comprueba que es mucho mejor que la suya, carga su mirada de rabia contenida que acaba con ese puño cerrado por la impotencia de no haber podido quedar por encima de sus compañeros, que no deja de ser un nido de víboras.
  4. El éxtasis del protagonista llega en la escena más recordada de la película e icónica en la historia del cine, cuando Bateman lleva a Paul Allen totalmente borracho a su piso y lo mata a hachazo limpio mientras suena Hip to Be Square de Huey Lewis. Terminado el crimen, Bateman se queda relajado fumando un puro y admirando su obra con la cara llena de sangre. A partir de este momento, el protagonista recurrirá a los servicios de prostitutas para conseguir (a través del sexo) liberar sus más salvajes instintos, convirtiéndolo en un asesino en serie.
 


Para terminar voy a identificar una serie de conexiones que creo que existen entre Patrick Bateman y Batman, tal y como indicaba al principio de esta crítica:

  1. El nombre, quítale una E a nuestro protagonista y ahí tienes a Batman.
  2. Ambos personajes (Bateman y Wayne) son multimillonarios o tienen, al menos, mucho dinero. Atentos a la foto de Bale con el amigo Trump durante el rodaje de La Leyenda Renace, con motivo de que algunas escenas del edificio Wayne se grabaron en la torre Trump.
  3. Bateman es un hombre que por el día es una persona y por la noche, es otra. Evidentemente, Batman por las noches se vestía de super héroe para luchar contra el crimen, empleando la fuerza para ello y Bateman, por su parte, se convierte en la encarnación del mal, totalmente desquiciado por su sed de sangre.


Espero que os haya gustado esta crítica y que, si no habéis visto la película, corráis a verla porque merece muchísimo la pena.

Un abrazo Lawrenian@s!

martes, 15 de enero de 2019

Brubaker


Whola Lawrenian@s!!!

Hoy traigo al blog una de mis películas favoritas, la cual considero que es una de las mejores cintas de género carcelario (junto a Cadena Perpetua y En el nombre del padre) y en la que mi querido y admirado actor Robert Redford se come la pantalla. Hoy hablamos de Brubaker.

 
Estrenada en 1980 y dirigida por Stuart Rosenberg (famoso sobre todo por haber dirigido también La leyenda del Indomable en 1967 con Paul Newman, otro grande del cine), Brubaker nos presenta una historia real basada en una parte muy concreta de la vida de Thomas Murton, un abogado penalista americano que en 1967 fue nombrado director de la prisión estatal de Cumming, en Arkansas. El objetivo de este nombramiento era comprobar de primera mano la veracidad de un informe que se había presentado anteriormente en el que se indicaba que en aquella prisión se cometían atrocidades con los reclusos tales como abusos sexuales, torturas, extorsión...



Murton se puso manos a la obra y rapidamente vió que el informe presentado anteriormente era tan sólo la punta del iceberg. En uno de sus informes detallando lo que había averiguado decía lo siguiente: "La disciplina se aplica de forma rutinaria por los azotes, los palos, la inserción de agujas debajo de las uñas, aplastamiento de los testículos con alicates, y la última palabra en instrumentos de tortura: El “Tucker teléfono”, "un instrumento que se utiliza para enviar una corriente eléctrica a través de los genitales". Si queréis saber más sobre Murton, entrar en este enlace ¿Conoces a Tom Burton?

Con estos mimbres ya sabemos por encima de qué va a ir la película por lo que vamos a ir entrando en materia con ayuda de la sinopsis.

Henry Brubaker (Robert Redford), el nuevo alcaide de una prisión de Arkansas, decide entrar en la misma bajo una tapadera: ser un recluso más para conocer en primera persona las condiciones en las que viven los presos. Rapidamente descubre una corrupción endémica por parte de los funcionarios de prisiones, quienes maltratan a los internos y permiten que las empresas de la zona esclavicen a los reos en beneficio de las mismas y del alcaide.


Ante la grave situación, Brubaker se descubre ante el alcaide actual y hace efectivo su nombramiento, convencido de la necesidad de hacer una serie de cambios drásticos e inmediatos para reformar y sanear esa institución... pero pronto descubrirá que no se lo van a poner nada fácil.


 

Por una parte, los presos desconfían de Brubaker, dando por sentado que ahora está "muy rebelde" porque es el nuevo y quiere hacerse un nombre pero que en pocas semanas sucumbirá a los "presentes" que le prometerán desde la Administración de Prisiones para estarse calladito e incluso de las empresas de alrededor de la prisión para beneficiarse de la mano de obra esclava y gratuita de la cárcel. También es cierto que a ciertos presos no les interesa que las cosas cambien ya que algunos de ellos son presos de confianza y pueden beneficiarse de privilegios que, de otra manera, no tendrían.


Por otro lado, John Deach (lider de la Administración de Prisiones, interpetado de manera magistral por Murray Hamilton, también conocido por su papel de alcalde de la ciudad en la peli Tiburón, de Steven Spielberg) trata de atraer a Brubaker hacia su lado (corrupto) para que no toque mucho las narices y deje de proponer reformas costosas en la prisión para "hacerles la vida fácil" a los presos.


Cuando hablamos de reformas, no piensen ustedes que hablamos de instalar una piscina climatizada ni mucho menos, sino de necesidades básicas como por ejemplo: arreglar el tejado porque se está desmoronando (y asegurarlo), comprar una caldera porque la que hay no funciona, desinfectar (hay ratas)... o incluso invertir en la prisión el dinero que se gana con el trabajo de los prisioneros (que estiman en unos 150.000 dolares anuales, de aquellos años, claro...).


Una de las escenas más memorables para mi de la película es cuando, en medio de una cena de trabajo entre la Administración de Prisiones (liderada por Deach, nuestro archienemigo en esta historia) y Brubaker, que acaba tornando en discusión con reproches sobre la manera en la que el nuevo alcaide está gestionando la prisión, interviene el Senador Charles Hite (fenomenal actuación de John McMartin, borda el papel) para marcarse el siguiente speech que baja a Brubaker a la realidad: "Señor Brubaker, creo que debe usted enfrentarse a algunas duras realidades. La gente en este Estado se encuentra metida en un montón de problemas, tratando de conseguir empleo, pagar impuestos, primas de seguros... Y llegado el momento de las elecciones podrían votar por la reforma penitenciaria pero eso no es más que un reflejo. En realidad ellos no quieren que aumenten los impuestos para mantener a asesinos y violadores. Esa granja no le constaba ningún céntimo a nadie antes de que usted pusiera sus manos en ellas... ¿comprende lo que digo?".


Ante los ojos de estos corruptos, Brubaker es un idealista con actitud negativa por no someterse ante el sistema que tanto les beneficia a ellos. Irónicamente, él lucha con las armas que ese mismo sistema tiene para defender los derechos de los presos.


La trama termina de complicarse cuando Brubaker descubre a través de un recluso que ha habido presos que han sido torturados hasta la muerte y los cuerpos están enterrados en un campo al lado de la prisión. Es aquí cuando Brubaker ya no puede más y decide destaparlo todo, empezando a cavar en esa finca para descubrir los cuerpos.


Como siempre, los poderosos se las arreglan para darle la vuelta a la tortilla y destituyen al alcaide argumentando que ha perdido el control de la prisión y que los huesos encontrados son de un cementerio de gente sin hogar (curioso que estos huesos estuvieram rotos como si la persona hubiera recibido una paliza...).

Desengañado y decepcionado, Brubaker se marcha en coche mientras todos los presos le aplauden en reconocimiento por su trabajo, por haberles tratado como personas.


Uno de los grandes aciertos de la película es su elenco de actores principales y secundarios. Si no me creen, mire:
  • Yaphet Kotto: Secundario por excelencia. Ya lo vimos en otro papel importante en Alien, el octavo pasajero. Aquí hace de preso de confianza y está en medio de Brubaker y el resto de reclusos.
  • Jane Alexander: Entre sus películas más conocidas está Kramer vs Kramer. Ha estado cuatro veces nominada a los Oscars, ahí es nada... Aquí hace de mentora de Brubaker, siendo ella quien le haya propuesto para dirigir la prisión y será quien luego le ayude a lidiar con su archienemigo, Deach.
  • Morgan Freeman: Fue el primer papel de su carrera cinematográfica (ya era conocido en televisión). Hace un aparición relámpago pero que a día de hoy sorprende ver como ya por aquel entonces ya era un actor que se comía la pantalla y que en un minuto te construía un personaje.
  • Noble Willingham:  El que fuera el famoso dueño del bar donde paraban Trivette y Walker en Walker, Texas Ranger. Aqui hace de médico corrupto que atiende a los prisioneros enfermos si le pagan los mismos enfermos... Un personaje.
  • M. Emmet Walsh: Secundario con incontables películas a sus espaldas, sobre todo fue muy reconocido su papel de Bryant en Blade Runner (1982). Aquí su personaje es un empresario que quiere aprovecharse de la mano de obra esclava (reclusos), sobornando a Brubaker con una suculenta tarta.
  • Joe Spinell: Super conocido por su papel de Gazzo en Rocky, haciendo de su jefe, un "mafioso de segunda categoría" como lo definiría nuestro querido Micky.



También cabe destacar la banda sonora, compuesta por Lalo Schifrin y que es de esas típicas melodías que se te meten en la cabeza y al salir del cine no puedes dejar de silbarla. Os la dejo aquí.

Para terminar, quiero hacer una interesante reflexión: Aunque hayan pasado 38 años desde su estreno (51 desde la historia real en 1967), es una pena que esta maravilla de película sea tan extrañamente actual, representando fielmente la telaraña de corrupción que vivimos día a día y que lo envuelve absolutamente todo... Qué antigua es la corrupción!

Espero que os haya gustado esta review.

Un abrazo Lawrenian@s!