viernes, 21 de diciembre de 2018

Yo Confieso

Whola Lawrenian@s!!!

Hoy traigo al blog una cinta que no suele salir en los rankings sobre las mejores películas del maestro del supense Alfred Hitchcock pero que igualmente merece un hueco entre sus películas más memorables: YO CONFIESO. También es cierto que ha ayudado bastante a olvidar esta película que Hitchcock haya renegado de ella casi desde su estreno, asegurando que fue un encargo que nunca debió aceptar...




Estrenada en 1953, la película se basa en la novela de Paul Anthelme en la que un refugiado alemán (Otto Keller, interpretado por O. E. Hasse), asesina a un abogado cuando éste lo sorprende robándole en su casa. Vestido con sotana, el asesino huye a la parroquia donde esconde la sotana y se confiesa con el reverendo Michael Logan (Montgomery Clift), un piadoso sacerdote que oye su y no puede decir nada porque el sacramento de penitencia le prohíbe denunciar el crimen. Todo se complica cuando los testigos del asesinato apuntan a un sacerdote como posible culpable ya que el asesino vestía sotana, haciendo que las evidencias circunstanciales señalen directamente a Logan como el principipal sospechoso ya que era el único cura de la zona sin coartada para esa noche (anda, que menudos Judas sus compañeros... serán cabrones!!!).



Durante los 95 minutos que dura la película, la historia da varios giros con respecto al pasado del sacerdote y sobre su relación con su "amiga" la actriz Anne Buxter que no ha podido evitar seguir enamorada de él. Mezclando intriga y suspense como sólo él sabía hacer, Hitchcock nos atrapa y nos mantiene agarrados al sofá con el dilema moral que plantea la película ¿debemos hacer lo que creemos correcto o debemos seguir las normas que rigen nuestras vidas a pesar que ello conlleve dejar en libertad a un asesino?



Inicialmente, Hitchcock pensó en Cary Grant o James Stewart para el papel principal pero no pudo ser ya que ambos actores se llevaban como el perro y el gato con Montgomery Clift (que no os voy a engañar, el chiquilli era un trasto...).

Aunque es cierto que Clift trasmite perfectamente con sus gestos, con su cara y con su pose la figura de un hombre que carga sobre sus hombros un gran peso (ese secreto de confesión), también es verdad que durante todo el rodaje dió muchísimos problemas ya que la mayor parte del tiempo estaba borracho como una cuba. Dicen las malas lenguas que se pasaba el día besando en la calva a Hitchcock a la vez que le decía: ¡¡¡Qué pájaro eres, Alfredo!!! (Show me your little bird, Alfred!!!)... Esto es coña Lawrenian@s pero seguro que os he arrancado una sonrisilla... xD. 



Sólo un dato, en la escena del reencuentro en el ferry entre Clift y Anne Buxter, ahí el actor iba pasado de pacharán, fijaros cuando la volváis a ver. Me lo imagino corriendo al timón gritando: Vamos Chanquete, déjame que lo aparque!... Tenía más peligro que David Carradine en un Ikea...

Con respecto a la novela, hay un dato importante que en la película se suprimió por el tema de la censura que era que Logan había tenido un hijo con su prometida (Buxter) antes de hacerse sacerdote. Los estudios decidiron suprimir esta parte ya que no era políticamente correcto y al amigo Hitchcock le pareció correcto (como buen católico que era...).


Después de ver la película, me quedo con una sensación extraña: por una parte sé que no estamos entre una de las obras maestras del director pero, por otra, tiene su magia, lo cuál hace que sólo por eso, ya sea especial.

Para terminar, indicar que recientemente he visto una película de nuestro tiempo que en cierta manera me recuerda a esta cinta, que se llama Calvary, con un actor que me vuelve loco: Brendan Gleeson.



Espero que os haya gustado esta crítica.

Un abrazo Lawrenian@s!!!

1 comentario:

  1. Es una película qué descubrí este año, y para mi es buena.
    Muy buena tu sipnosis.
    Un abrazo

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