viernes, 24 de agosto de 2018

El alimento de los dioses (the food of the gods)

Muchos de vosotros no conoceréis la película de la que voy a hablar hoy y no os culpo por ello ya que tiene a sus espaldas más de 40 años y es puro cine B o, como diría mi querido Miguel Juan Payan, "cine de mazmorra".
 
Antes de empezar a hablar de la película, quiero ser justo con ella dejando claro que tiene 42 años (1976) lo que justifica perfectamente que visualmente se note el paso el tiempo en la cinta, sobre todo en los efectos especiales que es lo que, a mi parecer, más me saca de la película.


La cinta está basada en el libro homónimo de H.G. Wells (escrito en 1904), escritor que hoy en día es conocido por ser un hombre avanzado a su tiempo por plantear conflictos sociales de su época pero llevándolos siempre un poco más alla, elevándolos a otro nivel. En la mayoría de sus obras siempre existía de fondo una denuncia social del tipo: vale, quizás lo que estoy contando nos parece exagerado pero si no somos prudentes con nuestras acciones acabaremos perdiendo el control y la situación se volverá en nuestra contra.

De esto precisamente trata esta obra, de qué ocurriría si la naturaleza tuviera sus propios mecanismos para defenderse de las tropelías perpetradas por el hombre. Concretamente, produciendo de manera natural una especie de alimento del que los seres vivos se alimentasen y adquiriesen dimensiones desmesuradas.

Dirigida por Bert I. Gordon (experto en cine de mazmorra), la película arranca con Morgan (Marjoe Gortner, que parece el hermano rubio de David Hasselhoff) entrenando al fútbol américano y, con motivo del comienzo de la nueva temporada deportiva, les dan unos días de descanso que Morgan decide utilizar para hacer una fiesta de pijamas con su representante y un compañero del equipo en una isla. Al principio lo pasan pirata jugando a las tragaperras, comiendo algodón de azucar y quemando nubes de golosina en el fuego mientras cuentan historias de miedo de cuando estaban de mozos en el pueblo. Como son unos gulismeros y bastante ansias, se ponen hasta el culo de golosinas y empiezan a ver pajarillos de colores. Total, que se quedan fritos.


Por la mañana al levantarse deciden ir de cacería a caballo y cuando ya tenían acorralado a un ciervo, Morgan lo deja escapar porque había visto Bambi de pequeño y se le hizo un nudo en el estómago. A su compañero del equipo, Macario, se le tuerce el culo porque claro, ya estaba cortando el pan con su navajilla de Albacete y salivando pensando en el ciervo al ajillo que se iba a comer, pero ve que el rubinchi le ha dejado sin merienda.

Enfadado, Macario marcha al galope detrás del ciervo, adentrándose en el bosque. El caballo, que ya se empieza a oler la tostada (película de serie B con bajo presupuesto), decide que no quiere salir en los créditos de la peli, se encabrita y tira a Macario al suelo para luego fugarse (le habían ofrecido otro papel en El hombre que susurraba a los caballos y, quieras que no, Robert Redford por aquel entonces estaba muy goloso). Es entonces cuando unas avispas gigantescas (horribles efectos especiales) le empiezan a bailar la Macarena a Macario para distraerle mientras una avispa gorda le hace burla poniéndole cuernos en la espalda, pero empieza a animarse con el ritmo de la canción y al final, acaba picando a Macario en el cogote. 


Para mala suerte de Macario, resulta que es alérgico a las avispas gordas dopadas y claro, acaba entregando la mochila. Cuando Morgan y su amigo lo encuentran, tiene la cara como un niño chico después de comerse una caja entera de miguelitos de la Roda.

Morgan va en busca de ayuda y encuentra una cabaña en mitad del bosque, se lía a porrazos con la puerta para que le abran pero la señora mayor que está dentro no quiere abrirle. Morgan, que es muy cuco, oye algo en el granero y decide ir a investigar mientras la señora le mira por la ventana como diciendo: No te conozco pero ya te tengo tirria, rubinchi!.

Al abrir la puerta del granero, asoma el hociquillo y resulta que hay dentro un pollo gigante (si, si, como lo oyes, un pollo gigante que si lo ve el dueño del Kentucky Fried Chicken te abre dos franquicias nuevas). El pollo, que tiene mucha mala virgen guardada porque la señora mayor no le dejaba salir de parranda con sus amigas las gallinas, empieza a darle picotazos a Morgan, quien piensa que está jugando a las cosquillas hasta que le termina picando en las caniquillas (para los milenials, las pelotas) y claro, Morgan pone los ojillos en blanco por el dolor y con una estaca hace una brocheta de pollo.

La señora mayor, al ver que Morgan sale vivo del gallinero, decide contarle el secreto para tener una gallinas tan lozanas. Resulta que en su finca hay una poza que no deja de escupir Fabada Asturiana (del Litoral auténtica) y claro, a esta señora y a su marido no se les ocurre una idea mejor que añadierle unos picatostes "para darle más consistencia". Ahora Morgan entiende porque los cristales de la cabaña están siempre empañados y huele a cuco... Menudas tardes trompeteras se deben de pegar los animalillos después de comer en casa de la señora mayor mientras ven Sálvame... Ni las fallas de Valencia, oiga!.

Este matrimonio cree que la receta de la abuela es obra de Dios y claro, quieren compartirla con el resto del mundo, así que manda a su marido al pueblo a por unas pastillas de Almax y, de paso, a cerrar un trato millonario con una importante empresa bioquímica que está interesada en hacer plantas que potencien el crecimiento de aquellos animalillos que las coman.

Morgan le dice a la señora mayor que ha quedado para alisarse el pelo, por lo que tiene que irse. Recoge el cadaver de su amigo y vuelve con su representante a la ciudad, sin entender muy bien cómo ha podido torcerse tanto la fiesta de pijamas.

Mientras tanto, vemos que la señora mayor a adoptado a unos gusanos de medio metro cada uno, la mar de simpáticos e incluso les deja que la llamen abuela. Según van cogiendo confianza con la abuela, la piden que les lleve a los columpios que tiene en el jardín, pero claro, como la señora ya no está para subirse al tobogán (e ir para no montar en ningún cachibache, como que no merece la pena), les propone jugar al monopoly. Estos encantadores bichillos, que están en plena pubertad, son más de jugar a la botella y empiezan con la tontería de los besitos a chuperretearla la mano a la abuela y se van calentando subiendo por el brazo... que cuando se quiere dar cuenta la abuela la estaban haciendo un tatuaje de Love Forever en la muñeca y por ahí si que no. Saca la abuela la zapatilla y empieza a repartir a diestro y siniestro, dejando a los gusanos más suaves que un guante.

Y hasta aquí puedo leer sin destripar más de la trama. Si no la habéis visto y os sobran 81 minutos, podéis verla como curiosidad pero no esperéis gran cosa. Eso si, la pelea Morgan Vs Pollo es lo mejor... me recuerda a las míticas peleas entre Peter Griffin y Ernie, el pollo gigante (su némesis).


Si ya la habéis visto o habéis decidido (con buen criterio, seguro) que esta crítica está mejor que la peli, seguid leyendo.



Morgan ha vuelto a su vida normal en el equipo de futbol pero todo cambia cuando su representante le indica que en la autopsia de su amigo han visto que tenía en el cuerpo el veneno equivalente a la picadura de al menos 240 avispas. Sabe que sólo le pico una avispa así que entiende la gravedad de la situación y decide volver con su representante a casa del matrimonio.

Vemos como el marido de la señora vuelve a casa pero por desgracia pincha la rueda y termina chocando con un árbol, quedándose tirado en mitad del camino. Llama a Mapfre pero a esas horas están todas las líneas ocupadas. Sin embargo, para que no les ponga una reclamación, le envían a varios técnicos de Carglass para que le cambién la luna delantera pero claro, el hombre está un poco anticuado y al ver que los técnicos eran ratas gigantes con extraños bigotes (sí es que hay mucha precariedad laboral), pues se pone desagradable. Las técniratas le piden un poco de queso en compensación por el servicio de urgencia en mitad de la noche pero les dice que se lo ha comido todo "porque es muy goloso". Todo se podía haber quedado ahí pero cuando las tecniratas se estaban marchando en la ratoneta, el abuelete (que no era culo de buen asiento), les gritó: "PREFERÍA A JOSEBA!"

Pa´qué quieres más.... Pegaron las tecniratas un volantazo con derrape incluido que ni la furgoneta del Equipo-A... Empezaron a salir operarios de la ratoneta y le dieron una somanta de hostias al señor mayor que lo dejaron piruleta.


A la mañana siguiente, vemos como el representante de la empresa alimentaria (acompañado por una joven bioquímica) van de camino a casa del anciano matrimonio. Durante el camino, vemos que pasan al lado de una mujer embarazada que pide ayuda pero decide ignorarla, lo que da pié a una conversación bastante simple y absurda que tiene como único objetivo dejar claro que ese hombre (el representante), es un cara dura que sólo busca su beneficio personal, que pone el dinero por delante de todo lo demás.

Vemos que Morgan y su representante también van de camino a la cabaña y estos si que paran a auxiliar a la mujer embarazada y a su pareja, que se ha quedado su caravana tirada. Les indican que van a cerrar un asunto y a la vuelta les cogen.

Llegan a la casa y ven que unas avispas gigantes están bailándole la Macarena al representante y, tras varios escopetazos, Morgan se deshace de ellas. Una vez más, los efectos espciales de las avispas son penosos, lo que más canta de la película.


Mientras el representa va a ver la poza de la que sale la Fabada Asturiana (del Litoral auténtica, no te olvides), Morgan va con su amigo a buscar el avispero para quemarlo en otra escena que ni en el Equipo A: mojan un papel en gasolina y lo introducen en el avispero (sin que ninguna avispa se cosque), lo encienden, se esconden detrás de un montículo y el avispero explota... Esto me recordó a la obra maestra Aterriza como puedas, cuando Lloyd Bridges tira un cigarro por la ventana del desapacho y explota algo... Absurdo.

 

En ese momento, la parejita de la caravana es atacada por un grupo de ratas gigantes, lideradas por un ratón blanco con los ojos rojos que ves que no trama nada bueno, ya que se esconde detrás de un árbol a la vez que se toca las llemas de los dedos de ambas manos en plan: Jíbiri Jibiri Jibiri.

Salen de la caravana y van corriendo a la cabaña para dar la voz de alarma. Morgan no se fia de que sea pa´tanto y decide ir con su amigo a comprobarlo. Cuando llegan a la caravana ven a una rata gigante en la cocina de lacaravana, con un delantal como el de Chicote, repartiendo por la ventana sandwiches a todas sus compañeras. Si es que mucha película y mucho bicho gigante pero también de vez en cuando hay que parar a comer, que si no luego te da un parrús....


Es entonces cuando Morgan decide ponerse en modo McGyver e ir a atacar a las super ratas. Recorre el vallado de toda la finca y se le ocurre electrificarlo para que en caso de traten de pasar se queden palomitas.


Cuando parecía que habían encontrado la forma de acabar con la plaga de ratas, resulta que les habían hecho la trece-catorce y les atacan por la espalda, matando a su representante y quedándose Morgan bastante triste proque ya no tenía con quien jugar a Hundir la flota.


Cuando llega a la cabaña, se entera de que una rata gorda le pidió la merienda a la abuela y como esta no se lo dió "porque te estás poniendo mu gorda!", la rata se enfadó y se merendó a la abuela.


El empresario tontorrón le pregunta a Morgan si su amigo (el representante) había entregado ya la mochila y, como era de esperar, Morgan se enfada y le tira al suelo toda la Fabada Asturiana que había recogido en botes de Nocilla. A todo esto, llegan las ratas que estaban en la caravana y claro, como ya han merendado, vienen con más energía que Charlie Sheen un viernes a las 21:00 y con la tontería, se comen de postre al empresario (lo cual nosotros como espectadores, lo agradecemos).


Ahora la acción se localiza en la cabaña y es cierto que aquí pega un bajonazo de ritmo por culpa de las conversaciones absurdas que a nadie importan: que si no quiero morir aqui, que si me muero me juntaré con mi marido que era muy bueno (pero hay que ver la que ha liao el viejo), etc... Están poniendo la cabeza a Morgan como un bombo y decide fabricar unos explosivos con cartuchos de escopeta. Le dice al chico de la embarazada que le acompañe y se van a volar una presa que hay en una esquina del camino. La presa, por llamarlo de alguna forma, son 4 tablas mal puestas que tendrán 2 metros de alto, como mucho. Cuando las explotan, evidentemente no hay agua que se salga y lo hacen mediante efectos digitales que cantan... lo que no está escrito.

Consiguen volver a la cabaña antes de que todo quede inundado. Salen todos al balcón para admirar la carnicería que han montado y es entonces cuando vemos que hay algunas ratas que ya se olían la tostada y se han subido al tejado para no mojarse el rabo. Intentan subirse al balcón porque veían que se lo estaban pasando pirata sin ellas pero oye, que Morgan no quiere que nadie más suba, que cree que tiene posibilidades con la chica bioquímica y le da miedo que las ratas se la quieran merendar porque está "mu tierna".

Entre escopetazo va y escopetazo viene, mata a las ratas que quedaban en el tejado pero de repente escucharon: Jíbiri Jíbiri Jíbiri.... Miran detrás de la chimenea y ahí está el ratón blanco, el que tenía cara de tramar algo. Le mete Morgan un trucu con la culata de la escopeta y se queda el ratón bailando el brikidance en el agua.



De repente, el agua desaparece (que, recordemos, llegaba a la mitad de la planta baja). Suponemos que Morgan, que como ya dije antes, era muy cuco, tiró de la cadena del water a la vez que soltó el tapón del desagüe del fregadero y esperó a que se vaciase la finca.

Entonces recogieron todos los cadáveres de las ratas e hicieron una barbacoa para celebrar la buena tarde que se había quedado.


La peli termina con varios botes que contenían El alimento de los Dioses viajando por el agua de regreso al río, llegando a la orilla donde hay unas vacas que, me parece sólo a mí o ¿tienen cara de pocos amigos?


Estas vacas, suponemos, comerán las sobras que quedan de los botes y luego, cuando sean ordeñadas, esa leche será bebida por niños, adultos...

Suponéis bien, hay una segunda parte...

Yo iba a proponer, como final alternativo, que los restos de comida que quedan en el bote, se lo coma un tiburón y en unos meses ya tienes EL ALIMENTO DE LOS DIOSES 2 MEGALODÓN...

Como curiodidad, el actor que interpreta a Morgan (Marjoe Gortner) salió en un capítulo de El Equipo A (que para mí, está mucho mejor que esta película, ahí es nada).


Espero que os haya gustado esta nueva crítica y que por lo menos os hayáis echado unas risas. Ya es más de lo que me he llevado yo al ver esta peli, os lo aseguro :)

Un abrazo!

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