martes, 21 de agosto de 2018

El rey pescador

En la presentación del blog explicaba que queria crear un rincón en el que subir mis experiencias no solo sobre comics, sino también hablar de cine, música, libros... Mucho he meditado sobre cuál sería la primera película que analizaría en este blog.

¿Debía ser mi película favorita? ¿Tal vez sería una que tuviera buena acogida en el público para ganar más entradas en el blog como, por ejemplo, Misión Imposible Fallout? ¿o sería mejor hacer una crítica sobre alguna obra maestra del séptimo arte, como por ejemplo RAN de Akira Kurosawa en la que poder remangarme y mostrar mis conocimientos de cine?

Creo que es necesario que esta primera crítica sea una declaración de intenciones por mi parte, dejar claro que esto del cine me lo tomo muy en serio. Por ello, he decidido que la película con la que empezar esta nueva seccion sirva, a su vez, para homenajear a un actor que admiro y que hace ya 4 años que nos dejó.

Hemos crecido viendo sus películas, con muchas hemos reido, con algunas hemos llorado, con otras hemos vivido aventuras... ¿Qué es el cine sino eso? Películas como: Good morning Vietnam, El club de los poetas muertos, Jumanji, Aladin, El indomable Will Hunting, Insomnia, El hombre bicentenario, Hook... son algunos de los regalos eternos que nos dejó y que podemos seguir disfrutando a día de hoy. Hablar de Robin Williams es hablar de fantasía, de buenos momentos...

Algunos admiraban su humor histriónico, otros su capacidad (aún siendo cómico) de representar personajes profundos, rotos... Para mí, su magia residía presicamente en ese dominio de la comedía y el drama, un dominio que como era de esperar consiguió con mucho trabajo. El humor lo traía de seríe. El drama lo sufrío en sus propias carnes.

Entre todas sus obras, he escogido El rey pescador porque, a parte de no ser una de sus películas más conocidas (gran error!!!), combina perfectamente su humor histriónico (no queda tan exagerado dentro de su papel de hombre enajenado) y el drama de quien vive en un mundo de fantasía para no enfrentarse a los demonios del pasado.



La primera vez que vi la película (en VHS, por cierto) recuerdo que me impactó porque siempre había visto a Robin Williams en papeles cómicos, traviesos... que a fin de cuentas no me sorprendía porque yo pensaba que fuera de la pantalla el era así, que esos personajes que interpretaba (alocados, hiper activos) eran como un reflejo de si mismo fuera del celuloide. Sin embargo, esta fue la primera vez que vi a Robin Williams como actor, que defendía un papel que le exigía algo más.

Creo que el director, Terry Gilliam (que era miembro de los Monty Phyton) sabía lo difícil que era hacer comedia de la buena, de la que deja huella, y en 1991 supo combinar una buena historia con dos actores en estado de gracia, porque, aunque he hecho una mención especial al gran Robbin Williams (por razones obvias), es de justicia reconocer que Jeff Bridges estaba magistral en esta película, tanto cuando hacía su papel sereno como en estado de embriaguez.

Sólo como apunte, James Cameron estuvo a punto de dirigir esta película, pero por problemas de agenda declinó la oferta, ya que estaba inmerso en el rodaje de Terminator 2 (esta sí que la habéis visto, eh? cabroncetes...). Y para el papel de Jack pensaron en Bruce Willis, pero finalmente se decantaron por Jeff Bridges (encajaba más en el papel de vividor que sale del after y que le pega al alpiste cosa buena...)

Creo que ya hemos calentado suficientemente los motores para empezar a entrar en materia.

La pelicula comienza con el trepidante programa de radio de Jack Lucas (Jeff Bridges), el típico chulo playa que está en un estudio oscuro con gafas de sol haciendo comentarios mordaces, como si saliese de un after.... Una de las secciones del programa es escuchar a los oyentes y aconsejarles sobre cómo proceder. Le llueve el dinero, la fama, las chicas.... Todo se tuerce cuando uno de sus oyentes le cuenta que está en un bar y que hay una chica que le gusta pero que está con otro hombre. Jack le insta a dar un paso adelante, que vaya a buscar a esa chica... Lo que no se imagina es que ese oyente va armado y sus palabras de aliento acabarán provocando que mate a sietes personas del bar para luego suicidarse.

Tres años más tarde y con su carrera arruinada desde este suceso, vemos como Jack vive inmerso en una fuerte depresión (no sabemos si por las consecuencias de sus acciones o porque se arruina su carrera). Está sumido en el acohol y ya no ve más escapatoria que suicidarse. Es entonces cuando Parry (Robin Williams), un vagabundo con serios problemas mentales (está todo el rato: Jíbiri Jíbiri Jíbiri), le salva la vida y se presenta a  Jack como un caballero medieval que va en busca del Santo Grial.



Jack se encariña con Parry (que no os voy a engañar, olía a perrete chico) y ve en esta amistad una oportunidad para enmendar sus errores del pasado a la vez que ayuda a su nuevo loco amigo.

A partir de aquí acompañaremos a los protagonistas en un viaje a las profundidades de las enfermedades mentales y a la miseria de la sociedad, haciendo una critica a los falsos estándares de la felicidad, con alguno discursos demoledores de los que supuestamente son los locos de la sociedad.

Y hasta aquí puedo leer sin destripar más de la trama. Si no la habéis visto, dadla una oportunidad.

Si ya la habéis visto o habéis decidido (con buen criterio, seguro) que esta crítica está mejor que la peli, seguid leyendo.


Tras el fallido intento de suicidio, Jack despierta entre la basura donde vive Parry, quien le asegura que le ha salvado por un motivo, para que le ayude a encontrar en Santo Grial. Como os podéis imaginar, Jack (que no es tonto) intenta largarse porque ve que a este tío le faltan por lo menos 3 tornillos y 4 tuercas, y le hace la típica broma de: "Vete a la puerta, que creo que han llamado al timbre los testigos de Jehova", y a Parry le hacen los ojos chirivitas porque ve que este tio está tan loco como él, pensando: "pero si vivo en la calle y no tengo puerta, ¿cómo cóño van a llamar al timbre?". Amor a primera vista, vamos.

Total, que se pillan una bolsa de pipas Facundo y se sientan en un banco a hablar de todo y de nada. Aquí es donde Jack descubre que el origen de la locura de Parry es que su esposa fue asesinada en un bar por un tío que decía hacer lo que un presentador de radio le dijo que hiciera. Parry, que era profesor de historia, tuvo que dejar su trabajo al no superar la muerte de su esposa y fue cayendo a las profundidades de la locura.

Jack se siente en deuda con Parry (Jodó! como pa´no!) e intenta ayudarlo con dinero pero en el mundo de fantasía de Parry el dinero no es útil. Sin embargo, hay una chica a la que sigue, a la cual quiere conquistar. Aquí entra en escena Lydia (Amanda Plummer, hija de Christopher Plummer). Parry no tiene ninguna posibilidad con ella, debido a su condición de vagabundo. Como Jack tiene experiencia en esto de ligar, concerta una cita entre Lydia y Parris y ayuda a este a alicatarse un poco: le lava el pechito, le deja un traje blanco (que parece salido de corrupción en Miami), le echa colonia Nenuco en el cogote... incluso le pone un ambientador de pino en la solapa "pa´que huela a fresco".


La cita va fenomenal hasta que deja a Lydia a la puerta de su casa, entonces revive los momentos trágicos en los que murió su chica, y presencia a un temible caballero rojo montado sobre un caballo rojo (dentro de su fantasía de caballeros medievales, escena acojonante por cierto). La situación lo supera y queda en estado catatónico.



Jack va a visitarlo al hospital psiquiátrico todos los días pero los médicos no saben si acabará recuperándose o no.

Entonces, Jack decide seguir con su vida, volviendo a ser comentarista de radio pero a pequeña escala.

Mientras tanto, Parry se va recuperando y se hace fuerte en el hospital con el resto de locos. Por las noches se junta con varios compinches suyos que son un poco cabrones y se la lían a los celadores: les cambian las zapatillas de pie mientras duermen, les atan juntos los cordones de los zapatos, les echan laxante en los phoskitos...


Al final, cuando parece que Jack ha conseguido poner en orden su vida, decide dejarlo todo por ayudar a su amigo Parry.


Que mejor manera de terminar esta primera crítica cinéfila que dando las gracias al ciner por regalarnos historias tan bonitas como esta y, sobre todo, GRACIAS al gran Robin Williams por dejarnos escenas tan jodidamente buenas como la que os traigo para cerrar este artículo:


 «- ¿Conoces la historia del Rey Pescador?

- No

- Comienza cuando, siendo niño, el rey tiene que pasar una noche solo en el bosque para demostrar su valor y poder convertirse en rey; y mientras pasa la noche solo, le sorprende una visión sagrada: en la hoguera se le aparece el Santo Grial, símbolo de la gracia divina del Todopoderoso, y una voz le dice al niño: "Tu custodiarás el Grial para que pueda curar los corazones de los hombres". Pero el muchacho quedó cegado por la visión más impresionante de una vida llena de poder, gloria y belleza. Y en un estado de inmenso asombro sintióse por un instante no como un niño, sino invencible. Como Dios. Y Se acercó a la hoguera para coger el Grial y el Grial desapareció, quedando su mano en el fuego que le produjo grandes quemaduras. A medida que el niño crecía, la herida se hacía más profunda, hasta que un día la vida perdió aliciente para él. Ya no tenía fe en los hombres ni en sí mismo. No podía amar ni ser amado. Estaba hastiado por sus experiencias y empezó a morirse. Cierto día, un tonto penetro en el castillo y encontró solo al rey. Y al ser tonto era un ingenuo y no vio que era el rey. Sólo vio a un hombre a solas, lleno de dolor, y le preguntó al rey: "¿Qué te aflige, amigo?". Y el rey le respondió: "Estoy sediento y necesito agua para refrescar mi garganta". Y el tonto cogió una copa que estaba junto a su lecho, lo llenó de agua y se lo dio al rey. Y cuando el rey comenzó a beber se apercibió de que su herida estaba curada. Miró a sus manos y allí estaba el Santo Grial que había buscado durante toda su vida. Se volvió hacia el tonto y le dijo: "¿Cómo has encontrado tú lo que mis mejores y más valientes hombres no han podido?". Y el tonto respondió: "No lo sé. Sólo sé que tú tenías sed"»

Yo me despido aqui, un abrazo!


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