domingo, 19 de mayo de 2019

IO (2019)


Whola Lawrenian@s!!!

Hoy hablamos de una película que podéis encontrar en la plataforma Netflix, estrenada este 2019 y que no ha sido muy bien recibida por la mayor parte del público que la ha tachado de aburrida, lenta, excesivamente minimalista y soporífera. Creo que estas “etiquetas” que se han puesto a esta cinta son excesivamente duras pero, siendo sincero con vosotros, es cierto que hay mucha verdad detrás de ellas pero con matices, como ahora veremos.

 
 
IO ha sido dirigida por Jonathan Helpbert, un director sin mucho recorrido, quien construye una película post-apocalíptica en la que la Tierra, por culpa de la contaminación, ha llegado a un punto que como mecanismo de defensa ha generado una toxina que provoca la muerte de quienes la respiran, haciendo que los líderes mundiales se aúnen en una misión para salvaguardar la raza humana, un éxodo masivo en el que miles de naves cargadas de  seres humanos huyan de la Tierra para tratar de sobrevivir en la “Luna de Júpiter”, IO. Nadie queda en la Tierra salvo Sam (Margaret Qualley), una joven científica y el doctor Henry Walden (Danny Huston), quien es defensor de que la vida en la tierra sigue siendo posible, negándose a huir en ese éxodo para seguir trabajando en sus experimentos para dar con la vacuna que haga que los seres humanos sean inmunes a la famosa toxina. Tranquilidad, no hay ningún spoiler, lo prometo!


Esta es la premisa inicial y junto con el tráiler, la película prometía bastante por lo interesante que siempre resulta este tipo de propuestas apocalípticas y porque, además, visualmente siempre es atractivo ver cómo sería la Tierra tras un éxodo masivo en el que tú seas la única persona viva que queda sobre el planeta, ¿qué es lo primero que harías? ¿Cómo sobrevivirías? ¿Cómo llevarías la soledad? Todas estas preguntas dan muchísimo juego y, cuando piensas en ello siempre imaginas que te lo vas a pasar como un crío entrando en cualquier sitio que te apetezca, haciendo el ganso, conduciendo coches de lujo por las calles, “robando” todo lo que te apetezca pues son cosas que ya no tienen dueño, entrando en sitios que antes parecían “prohibidos”, etc… Si hay mutantes tendríamos algo así como Soy Leyenda, una película que es una joya. Si es con zombis y en plan gamberro “Ya que es el fin del mundo, ponme Rock&Roll”, pues tenemos Zombieland… Pero en este caso no hay nada de eso, es una persona en un planeta abandonado en el espacio al más puro estilo Naufrago, otra película que se llevó muchos palos porque “era una película de dos horas y media con Tom Hanks en una  isla desierta hablando con un balón…”. Vamos a ver, seamos coherentes, se llamaba Naufrago, ¿qué esperaban? Y en cierta manera, y salvando las distancias, IO es una película parecida a Náufrago en su propuesta pero bastante inferior aunque es comprensible. Para explicarlo, necesito dar un pequeño rodeo, prometo que seré breve.


En Náufrago, Tom Hanks interpreta a Chuck Noland, un ejecutivo de FedEx que en un vuelo de trabajo su avión atraviesa una fuerte tormenta, teniendo que desviarse de su ruta para, finalmente, acabar hundiéndose en el mar, siendo Chuck arrastrado por la corriente hasta una isla desierta, perdido en medio de la nada. Ese personaje, el de Chuck Noland, era un hombre que venía de la civilización, de tener una vida muy acomodada y sabía que más allá del límite del océano que había frente a esa isla desierta, estaba su vida, su mundo y su familia. Eso, le daba esperanzas al principio para luchar por salir de esa isla hasta que fue pasando el tiempo y sus esfuerzos para ser rescatado fueron evolucionando a esfuerzos para sobrevivir en esa isla, siendo consciente de la realidad en la que vivía.


Para mí, en IO tenemos la situación contrapuesta a Náufrago, pues Sam (Margaret Qualley) vive en la civilización, vive en ese lugar al que Chuck Noland llamaría hogar pero donde ya no queda nadie y las personas que han huido son para mí los verdaderos náufragos, vagando por el espacio en busca de ese nuevo hogar en el que continuar con su existencia. El problema es que Sam es una persona sobria, melancólica, que disfruta con pasajes de la mitología griega hasta que termina por creerse que ella misma es un ser superior con una misión que sólo ella es capaz de llevar a cabo: conseguir que la Tierra vuelva a ser habitable. El gran problema, en resumidas cuentas, es que Sam aprieta demasiado el culo y se pone excesivamente profunda (que no intensa, porque no exterioriza demasiadas emociones salvo en contadas escenas) sin que disfrute de nada de lo que queda en la Tierra, es decir, el espectador, mientras ve la película, tiene la sensación de no saber por qué Sam quiere salvar la Tierra porque no parece que disfrute de nada que queda en ella, ni tampoco parece que quiera recuperar nada ni que tenga apego a nada. Salvando muuuuucho las distancias, creo que David (Michael Fassbender) en Prometheus trasmite más emociones (incluso en Alien Covenant, que veíamos que era más sobrio pues llevaba tiempo viviendo sólo) que esta mujer, y no creo que sea culpa de la actriz, de Margaret Qualley, creo que es culpa del guión y del director que han querido dar demasiada sobriedad a la cinta pensando, erróneamente, que eso la iba a hacer más realista o interesante la propuesta final y han conseguido justo lo contrario, que el espectador diga: “venga niña, sonríe un poco, haz aunque sea un caballito con el quad, yo que sé…”.


Por ejemplo, en Soy leyenda que es una peli que  no tiene nada que ver con IO pero para que entendáis a lo que me refiero, veíamos a Robert Neville (Will Smith) como el personaje estaba totalmente hundido por lo que había ocurrido (el fin del mundo y la pérdida de su familia) pero seguía buscando una cura y, dentro de esa tristeza y rabia que sentía el personaje había tiempo para seguir con la vida, jugar al golf, hacer ejercicio, conducir un buen coche, emocionarse cuando escuchaba a Bob Marley… Eso aquí no lo vemos ni siquiera cuando aparece en el cielo esa cápsula flotando en el aire gracias a un globo de helio en el que llega el personaje de Micah (Anthony Mackie), que al menos tiene un poco más de sangre, es más humano, más emocional sin que eso le haga ser un ser irracional, no sé si me explico.


Sam es una mujer como un robot, un ser perfectamente racional sin que las emociones afecten a su juicio, haciéndola un personaje frío para el espectador que es incapaz de empatizar con ella mientras que su compañero, Micah, consigue ser racional y seguir siendo humano, luchando por sobrevivir como se demostrará en una escena en la que confiesa a Sam cómo perdió a su mujer y por qué ha venido en busca del doctor Walden, convirtiéndose desde su llegada en el personaje (el de Micah) que trate de sacar a Sam de esa rutina en la que poco a poco se va a ir consumiendo hasta que finalmente su vida se apague cuando el aire sea completamente irrespirable (en este sentido, veremos que los mecheros son de vital importancia para determinar la calidad del aire). Es Micah quien entra en escena para “agarrar” del pecho a Sam y tratar de sacarla de esa “isla desierta” en la que ella misma se ha confinado esperando concluir con éxito el proyecto del doctor Walden, aunque en sus adentros sabe que es una misión fracasada, motivo por el que esconde el verdadero paradero del doctor Walden ante su novio y ante Micah.


Por todo ello, IO es una película sobria, con ritmo muy lento, sin que haya grandes emociones, sin escenas de acción pero que, por otro lado, es otra visión a cómo afrontar la vida en “solitario” un mundo post-apocalíptico en el que ya no parece haber lugar para la esperanza. A mi modo de ver, IO tiene un 6 de puntuación porque, a pesar de todo lo dicho anteriormente, me parece que su propuesta es muy interesante, me resulta muy atractiva visualmente pues esa sobriedad (del planeta, de los escenarios, no de los personajes) encaja muy bien en esta situación de un mundo post-apocalíptico. También me ha gustado mucho el personaje de Micah (Anthony Mackie) que me demuestra una vez más que hay vida después de Vengadores, como me paso con Jeremy Renner en Wind River.


Lo dicho, película de 96 minutos que es interesante, que tenía muchas posibilidades pero han querido ponerse muy profundos, apretar demasiado el culo y al final acaban consiguiendo que de tanto apretar, el espectador quede con agujetas y cansado. Una pena y sobre todo el final que me parece super cruel e irresponsable al anteponer los deseos personales y el ego (por querer demostrar que tenías razón) de Sam a costa del “cruel” destino que eso deparará para cierto personaje, haciendo que el espectador diga… ¿pero para qué has hecho eso? ¿cómo pretendes darle “continuidad” en el tiempo a ese personaje?


Espero que os haya gustado esta crítica y que me dejéis vuestros comentarios y sugerencias.

Un abrazo Lawrenian@s y, recordad, Nada está escrito.

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